Opinión
Hablando con la verdad, las cosas claras y el chocolate espeso
El fragor de la campaña electoral, enfocado al juego binario de emotividad, pasión y memoria en ambas franjas de opinión, olvida que nadie mejora lo que no existe, y si ambos sectores dicen que todo es perfectible – pero no dicen qué- gastan su energía en producir humo y pasado, en un ambiente que requerirá aire fresco y futuro.
Movilizarse para convencer y no para marcar a los adversarios
La transparencia y acción política en democracia exige una expresión franca y abierta de las propuestas en juego, con una prescindencia absoluta del poder administrativo del Estado. Incluso más, la cultura política chilena, luego de los arbitrios y excesos del período militar, exige si no la mudez, al menos la prescindencia y templanza de los gobernantes, empezando por Presidente de la República.
Ricardo Lagos: si bien es cierto no es menos cierto…
Hay que reconocerlo hidalgamente, señor ex Presidente. No estaremos ni mejor ni peor sino todo lo contrario, para ser tan ambiguo como usted. Porque ambas opciones nos ofrecen un largo y tedioso camino de negociaciones, minutos de odio, controversias y conflictos, con mediaciones de partidos políticos en los que nadie confía.
Un, dos, tres, momia es
No hay caso, la derecha chilensis no logra desprenderse de sus etiquetas, no quiere cohesión, prefiere la segregación, la educativa, la laboral, la sexual, la racial. No entiende que estamos en otra época, que así como otros han entendido que el mercado es necesario, ellos deben entender que, para que funcione, debe ser abierto y no exclusivo, donde al Estado no solo debe regular sino también participar si es necesario.
No disparen contra el soberano
Ese soberano puede ahora, libremente, decir que el borrador no le gusta, y votar Rechazo, lo que no cambiará en absoluto su carácter de Poder Constituyente. Entonces, señor Presidente, nadie, bajo circunstancia alguna, puede arrogarse su representación. El pueblo, ni parte de cero, ni está obligado a hacerlo igual.