Ricardo Lagos: si bien es cierto no es menos cierto…

columna

La dubitativa opinión del ex Presidente Ricardo Lagos acerca del plebiscito del 4 de septiembre próximo, parece comprensible. No desea perder, sino estar adentro de la historia, y como ya opinó anteriormente, de manera ambigua, ahora busca desambiguar, aunque otra vez de manera ambigua ¿Me explico?
Ser o no ser no es solo una ficción literaria. Es también una certidumbre política cuando, por alguna razón las cosas no están claras, y todo se resuelve no a base de lógica racional sino de intuición y emotividad. Lo demás es música. Y entonces alguien tan certero como él, duda. ¿Y si me equivoco?

En eso estamos, y ya no sirve decir que no es lo mismo Chana que Juana. Para romper la lógica emotivo intuitiva que divide al país, la desconfianza que lo domina y la incompetencia de sus políticos, todo indica que el tiempo es oro, que no sobra, y que hay que aprovecharlo. El país requiere un mínimo de gobernabilidad, de paz social, de normalización económica y usar bien el tiempo político es esencial. Entre dos puntos la distancia más corta es la línea recta, y lo que Apruebo y Rechazo le ofrecen al país, es un zigzag que da la vuelta a la tierra.

Hay que reconocerlo hidalgamente, señor ex Presidente. No estaremos ni mejor ni peor sino todo lo contrario, para ser tan ambiguo como usted. Porque ambas opciones nos ofrecen un largo y tedioso camino de negociaciones, minutos de odio, controversias y conflictos, con mediaciones de partidos políticos en los que nadie confía.

Para lograr gobernabilidad, hay que eliminar la distancia entre cambio y realidad. Primero tener un gobierno que gobierne. Y luego, ojalá, la menor cantidad de tramitación de leyes, la menor cantidad de explicaciones, la indispensable construcción de instituciones y procedimientos, junto con la mayor celeridad para legitimar el cambio que el país desea, el mayor consenso sobre la legalidad, y la mayor consideración por el nuevo soberano que tiene el país, el pueblo.

Según las palabras del ex Presidente, el país estará en mejores condiciones de hacer los cambios si gana el Apruebo. Puede ser y también no. Porque en las notas ambiguas de la política chilena, pocos hablan claro y nadie del Apruebo dice que el texto de Constitución propuesto es un enredo mayúsculo, un verdadero desperdicio. Solo dicen que ya hay que “hacerle cambios”, cuando todavía no está aprobado. Que nadie sabe cuáles son, pues nadie dice lo que está dispuesto a ceder.

Los del Rechazo alegan que es mejor entregar un poder constituyente al Congreso, pero no dan señales de querer explicar clara y fehacientemente sus promesas (mil veces rotas anteriormente). Los del Apruebo, que se consolidará un elenco de derechos sociales, individuales y colectivos, que están dispersos y llenos de adjetivos en todo el texto constitucional propuesto. Unos y otros se meten cuco.

Hay que reconocerlo hidalgamente, señor ex Presidente. No estaremos ni mejor ni peor sino todo lo contrario, para ser tan ambiguo como usted. Porque ambas opciones nos ofrecen un largo y tedioso camino de negociaciones, minutos de odio, controversias y conflictos, con mediaciones de partidos políticos en los que nadie confía. Y mire usted, a muchos les da vergüenza coincidir en ideas con un antiguo adversario. Menuda democracia hemos construido.

Acerca de Santiago Escobar 50 Articles
Abogado, analista político y experto en temas de seguridad.