La alternativa democrática de Boric: ganar o ganar el plebiscito

  • Las declaraciones del Presidente parecen una aceptación adelantada del Rechazo y una abdicación, también adelantada, a gobernar y ejercer lealmente sus funciones.


El Presidente de la República Gabriel Boric acaba de borrar con el codo sus débiles esfuerzos por conducir con normalidad política el país. Sus declaraciones orientadas a impulsar un nuevo proceso constituyente, en caso de triunfar la opción Rechazo en el plebiscito de septiembre, cambian de un tajo el calendario político futuro y ponen un escenario de incertidumbre y controversias políticas para todo el país y su propio mandato.

Los dichos del Presidente llegan en medio de una crisis económica que se acelera, inflación sobre dos dígitos, crisis energética con desabastecimiento grave en el sur, crisis en la salud, y una débil expectativa de seguridad alimentaria para el país, principalmente en su producción agrícola. A su vez, la volatilidad del sistema de cambio parece imposible de remontar gastando recursos fiscales en estabilizar el precio del dólar, el que con sus declaraciones, solo tiene perspectivas de alza.

En tales circunstancias, su “win-win” parece una espontaneidad de política universitaria y no de Presidente de la República, porque suena a un llamado a radicalizar una posición que todas las encuestas muestran como perdedora, sin tener una base de recursos fiscales suficientes, ni apoyo social o político capaz de convocar un proceso relativamente ordenado de gobernabilidad. Más aún, desorientando y dividiendo la precaria coalición que lo apoya.

La gobernabilidad no depende ni de discursos ni de adhesiones doctrinarias, sino de la capacidad de ordenar acuerdos políticos para, en primer lugar, atender lo más urgente de la coyuntura. En este caso, el alza de precios que azota inclemente la economía de los hogares; la delincuencia y la carencia de medios de coerción y justicia para controlarla y reprimirla; la cobertura inmediata de salud ante el rebrote pandémico; y la salud fiscal. Todo el resto, entre ello, la demanda radical de regionalización debe esperar.

La función de gobierno en un país unitario en medio de crisis, requiere de un núcleo central que efectivamente ejerza el poder. Por cierto, siempre que el jefe de Estado y Gobierno atine en serlo, y busque gobernar.