Cuando la ira es divina

El todo siempre es más que la suma de las partes. Esa es la explicación de Kloster (Diego Peretti), reconocido escritor súper ventas de Argentina que niega cualquier vinculación entre las muertes que están afectando a la familia de Luciana (Macarena Achaga), su ex ayudante que lo ha acusado de abuso, y la trama de su última novela Odile & Odette, calificada por la crítica del país trasandino como todo un suceso editorial.

La declaración la realiza a Esteban Rey (Juan Minujín), periodista funado por el propio Kloster que, por lo mismo, no tiene qué perder. Como hace años las editoriales no lo consideran pues el cincuentón escritor lo ha vetado, acepta investigar si el culpable de su fracaso profesional es o no un asesino. Rey cree en esa posibilidad, pero igualmente duda y claro, cómo no, si Kloster es una figura reconocidísima en el país e “incapaz” de matar a nadie.

La locura, la maldad y la culpa, enraizada en una fe sublime y en la imagen de un Dios castigador, pueden ser las motivaciones que expliquen cada muerte, cada pérdida de Luciana, cuyo objetivo final se convierte, por obligación, en proteger a su hermana de lo que ella cree otra muerte segura en manos de Kloster. Y es que “el asesino de esta película es de otra especie. Un engendro malévolo repudiado por el género humano. Se trata de un ser impiadoso cuyas acciones llegan a encandilar como faro de ruta y demasiado tarde a sus víctimas que advierten a destiempo que se han convertido en una liebre aterrada, incapaz de hacer otra cosa que esperar el fatídico desenlace”.

Como espectador, la locación de El Ateneo resulta espectacular. Aparece al comienzo y al final de la película entre medio de los aplausos que el público brinda a Kloster, motivando a que uno pueda ser parte de la escena, uno más de los hombres y mujeres que aplauden de pie al escritor, eufóricos, inconscientes o más bien ilusos frente a lo que ven. Sí, pues la película aunque utiliza el foreshadowing, es decir el presagio como recurso narrativo, cada señal no cobra sentido sino hasta mucho después, incluso mucho más tarde desde cuando es posible ver la imagen de la hija muerta de Kloster saltando sobre su cama. Es como si no se aquilatara a tiempo que la pena de un padre puede tanto.

La verdad oculta se huele en cada escena, pero hay una incapacidad de sopesar los alcances de la ira de Dios. Es como cuando se quiere creer que esa mano también divina, Maradona nunca la puso ahí, aunque de todos modos se sabe que sí. Se trata del azar y también de la Ley del talión, que va ojo por ojo, diente por diente, vida por vida. Acá la venganza no es a escala humana. Acá la venganza y la justicia son completas y perfectas.

PELÍCULA: LA IRA DE DIOS

Elenco: Diego Peretti, Juan Minujín, Macarena Achaga, Mónica Antonópulos.

Año: 2022

Suspenso

98 minutos

Argentina

Basada en la novela La muerte lenta de Luciana B de Guillermo Martínez.

 

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Crítica de cine y TV.