Por Miguel Ángel San Martín, desde Madrid
Lo que les voy a comentar también sirve para muchos países, Chile incluido, por supuesto.
El fútbol profesional español está de nuevo en las primeras páginas de la prensa local, y no precisamente por triunfos deportivos, sino por la detención policial de varios personajes de reconocida trayectoria directiva, bajo la acusación de “corrupción en los negocios, administración desleal y blanqueo de capitales”.
El ex Presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, también iba a ser detenido, pero se encuentra desde casi un mes en Punta Cana, República Dominicana. La Guardia Civil allanó ayer su casa de la ciudad de Granada, incautando computadores y carpetas con documentos, en busca de pruebas para la investigación que lleva a cabo un Juzgado de la ciudad de Majadahonda, en Madrid, lugar donde está situado el Centro Deportivo y Oficinas de la RFEF.
La operación investiga presuntos contratos irregulares de los últimos cinco años, bajo la gestión de Rubiales. Recordemos que Luis Rubiales fue obligado a dimitir de la Presidencia de la entidad máxima del fútbol español, debido al beso no consentido a una jugadora de la selección femenina, Campeona del Mundo en el último torneo. También fue sancionado con inhabilitación por la FIFA y se encuentra procesado judicialmente en España por ello.
Se habla de millones de euros en comisiones y de gestiones desleales para la Real Federación, como es la realización de la Supercopa de España en la capital de Arabia Saudita. En este asunto figura también la empresa del ex futbolista del Barcelona, Gerard Piqué, y existen grabaciones de conversaciones telefónicas de éste con Rubiales, hablando del reparto de beneficios por esta gestión.
La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha allanado otras once casas y el Estadio de La Cartuja, en Sevilla, por otros contratos que no tienen nada que ver con el campeonato oficial de la Primera División española.
No es la primera vez que ocurre un escándalo de esta magnitud en España. En julio del 2017, la policía detuvo al entonces Presidente de la RFEF, Ángel María Villar, a su hijo Gorka, y al Vicepresidente económico de la entidad, Juan Padrón, acusados derechamente de “corrupción”.
En ese entonces se investigaba por escándalos similares a varios presidentes de clubes, entre ellos a dos que lo fueron del Barcelona, a uno del Sevilla, a otro del Deportivo de La Coruña y al del Atlético de Madrid.
El tema llegó a tanto, que las autoridades gubernamentales de la época exigieron acciones judiciales contundentes y manifestaron su “preocupación porque esto no es bueno para la imagen de España”.
Ya en esas fechas, distintas estimaciones de organismos especializados cifraban el impacto económico del fútbol profesional en España entre los 7.600 y los 10 mil millones de euros, es decir, en torno al 1% del PIB del país.
Ahora, este nuevo escándalo ha impactado muy seriamente a la sociedad española. Y da la impresión que nuevamente se van a tomar muy serias medidas, justamente porque se pone en duda la seriedad del empresariado español en su conjunto. En este momento, prevalece la seriedad del desempeño de las instituciones de este país, que son garantes de la estabilidad del actual sistema de convivencia.
Sin embargo, sinceramente pienso que es el sistema, precisamente, el que está permeado y permite este tipo de aberraciones. Dentro de los márgenes de la convivencia social, las malas prácticas, el dinero fácil y la corrupción se abren paso con demasiada facilidad. Las bandas mafiosas van tejiendo su entramado, contagiando las instituciones más altas de los países. Y eso impide que las naciones puedan desarrollarse con normalidad, ecuanimidad y certezas, elementos que las sociedades necesitan.
Es de esperar que las contundentes acciones de defensa que la propia sociedad española ejecuta, sirvan de ejemplo para recuperar la dignidad nacional, al precio que haya que pagar, caiga quien caiga.
(Imagen editada de El Periódico)