El Director de la Policía de Investigaciones de Chile, ahora ex, Sergio Muñoz, debió renunciar antes de 12 horas de allanada su casa y las oficinas que tenía en la PDI, tiempo suficiente para limpiar el escritorio y salir con una caja con sus pertenencias.
El Presidente de la República lo recibió en La Moneda, tras lo cual Muñoz salió y un par de horas después la Presidencia comunicó la renuncia. Esto es lo que llama la atención, el escaso poder que tiene Gabriel Boric.
En una versión llegada la noche, el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, dijo que Muñoz había presentado la renuncia, es decir, Boric no se la pidió. Es más, luego de recibirlo, Monsalve afirmó que esto se resolvería luego de la formalización prevista para el próximo martes.
Sergio Muñoz llegó al cargo tras la renuncia de su antecesor, Héctor Espinoza, quien lleva tres años siendo investigado por apropiación de caudales públicos. El hombre se quedaba con gastos reservados que mandaba a depositar a su secretario en las cuentas de su señora y en la de él mismo.
Entonces, asumió Muñoz, bajo el gobierno de Sebastián Piñera y siendo ministro del Interior, Andrés Chadwick y asesor de éste, Luis Hermosilla, el abogado de los audios que pedía dinero a clientes para, si fuese necesario, «que me quemen una oficina de Impuestos Internos, quiero lo más», decía.
Hermosilla es el abogado que defiende al formalizado Espinoza y en tal calidad se comunicaba con el ahora ex Director de la PDI. Así, la trama se urdió y por revelar secreto (infracción del artículo 31 de la Ley 19.913, de análisis financiero, e infracción artículo 246 del Código Penal) por parte de funcionarios públicos, debió renunciar.
Un Presidente que no manda
El Jefe de Estado tiene ciertas prerrogativas, entre ellas, ni más ni menos, dirigir el Estado y, por tanto, a sus instituciones que están bajo su mando.
En 60 días más será formalizado en una causa de derechos humanos el General Director de Carabineros, Ricardo Yáñez, quien esperará ese momento, si lo quiere, para renunciar. De momento, todos los meses aparecen carabineros involucrados en delitos de toda índole en distintas zonas del país: drogas, robos de madera, asaltos, cobertura a delincuentes de poca monta, todos bajo la impunidad de su propio Director.
El Presidente tiene las manos y la conciencia limpia, no cabe duda, pero altos mandos que están bajo el suyo, no pueden decir lo mismo, y el caso de Yáñez es el más grave en democracia. El Director de la institución centenaria tiene derecho a defender su honra y el Estado puede perseguirlo, como a todos los habitantes, pero no puede mantenerse en una entidad que es auxiliar de la justicia y que tiene a cargo el orden público, toda vez que hay una investigación que él ha buscado obstruir negándose a declarar y persiguiendo a los fiscales a cargo.
Es hora de que Ricardo Yáñez renuncie.