Valores y principios del Olimpismo

Miguel Ángel San Martín, desde Madrid

 

Confieso que me he quedado sorprendido por el nivel de los premios en dinero que reciben los deportistas ganadores de medallas y diplomas en las Olimpiadas de Francia 2024. Son cantidades muy importantes que me llevan a pensar que el deporte cada vez más se está convirtiendo en un negocio muy lucrativo.

¿Qué pensaría Pierre Fredy, el famoso Barón de Coubertin, fundador del Comité Olímpico Internacional, en 1894?  Lo impulsó basado en lo que se hacía en la antigua Grecia, cerca del Siglo VIII antes de Cristo, cuando se realizaban competencias deportivas para rendirle Honor a los Dioses del Partenón. Los ganadores de estas competencias recibían premios especiales, como una corona hecha con ramas de olivos. Con ello, los triunfadores ganaban en respeto y reputación. O sea, honor y nada más que honor.

Los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna se realizaron en Atenas, en 1896. En esa ocasión participaron 241 deportistas procedentes de 14 países. Ahora se han transformado en una tradición prácticamente impostergable. Sólo se han suspendido las olimpiadas de 1916, 1940 y 1944 debido a las guerras mundiales. En el 2020, debido a la pandemia, los juegos se postergaron un año.

Leo que los cinco anillos y sus colores representan las banderas de los primeros países en participar. Son el azul, negro, amarillo, verde y rojo. Y, a la vez, son cinco para representar a los cinco continentes. Esto de los anillos comenzó a ser utilizado en forma oficial en 1920 y se les representa entrelazados, como un símbolo de la unión.

Del honor de la antigüedad a los jugosos premios en dinero, han pasado muchos años. Hoy me atrevería a decir que los triunfadores luchan más por conseguir esos premios que por alcanzar la gloria representando a sus países. Especialmente aquellos que se han profesionalizado y se preparan con intensidad todos los días y a todas horas.

En estos Juegos Olímpicos 2024, hay tres países que no otorgan premios a sus representantes vencedores. Son Noruega, Islandia y Gran Bretaña, que mantienen un poco la idea del honor por sobre los premios materiales. Por el contrario, Hong Kong es el que otorga los premios más grandes. Nada menos que 705 mil euros a quien gane Medalla de Oro. Si quiere entender mejor el valor en pesos chilenos, le basta multiplicar por mil esa cantidad.  Israel también tiene una generosa recompensa, 250 mil euros por la medalla de oro. Y serbia otorga 200.000 euros a los máximos ganadores.

Chile también otorga premios en metálico. Por ejemplo, Francisca Crovetto obtuvo casi 53 millones de pesos por ganar el oro en tiro skeet. En tanto que Yasmani Acosta, ganador de la medalla de plata en lucha grecorromana, se embolsa poco más de 40 millones de pesos. Macarena Pérez, de 27 años de edad, clasificó en séptimo lugar en la prueba ciclista BMX Freestyle. Obtuvo Diploma Olímpico, que está premiado con alrededor de 3 millones de pesos.

Los deportistas españoles que obtienen medallas son premiados con 94 mil euros si ganan el oro, 48 mil si obtienen la plata y 30 mil los de medalla de bronce. Estados Unidos otorga los mismos premios en dinero a quienes ganan medallas en las olimpiadas y en las Paralimpiadas. Por la medalla de oro, 37.500 dólares; 22.500 las de plata y 15 mil las de bronce.

Un para más de curiosidades. Kazajistán premia a sus deportistas que ganan medallas olímpicas con departamentos. Si, con viviendas. A la medalla de oro le corresponde un departamento de tres dormitorios, la de plata 2 dormitorios y la de bronce un dormitorio. Y Malasia, que además de premiar con 214 mil dólares por la medalla de oro, le otorga una pensión de por vida de mil cien dólares mensuales.

Para graficar más la tremenda transformación comercial que está sufriendo el mundo del deporte, hay que imaginarse las enormes cifras que están pagando las marcas empresariales internacionales por la publicidad que lucen los deportistas en estos campeonatos.

En fin, en poco más de un siglo, el interés monetario superó a los más de quince siglos que duró la competencia deportiva por el honor, como valor absoluto. Y pensar que en la actual Carta Olímpica se señala que “el desarrollo pacífico de la Humanidad es el objetivo de los valores y principios que motivan el olimpismo”.