Mister chef: La receta es transparencia y honestidad

La cocina de la política se trasladó desde los aposentos de un entonces senador, el DC Andrés Zaldívar, a la de un ex alcalde de la UDI, Pablo Zalaquett. Los comensales eran mayormente parlamentarios, esta vez son los menos, pues en el domicilio del otrora precandidato presidencial, los que concurren son mayoría empresarios y ministros del gobierno.

Esto no es baladí. La política se ha trasladado desde el Congreso a los domicilios de lobistas, donde se exponen los temas, luego los asistentes socializan y se envían los proyectos al Parlamento. Así sucedió con la nueva ley de pesca, que se remitió un par de semanas después de un encuentro en las dependencias de Zalaquett, donde estuvieron reunidos los ministros de Economía y de Medio Ambiente con empresarios pesqueros.

¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué las reuniones no son en el Congreso? La respuesta está en la baja aprobación que tienen los parlamentarios en la opinión pública. Cadem de esta semana los recogió con un 12% de aprobación, en el fondo de la tabla. Siguiendo con la jerga del fútbol, este partido lo están perdiendo los partidos, pues aparecen con un 18% en la percepción negativa de la ciudadanía.

Sin duda que ellos, los parlamentarios son los llamados a hacer las leyes, pero estas se cocinan en otros lugares, transformándose cada vez más en un buzón. La falta de preparación de algunos es patética. El diputado republicano Mauricio Ojeda, llamó a reponer los varillazos en las manos a los alumnos en las escuelas, práctica que hasta hace 40 años se realizaba en algunos internados. De ese nivel hay representantes del pueblo en el Congreso.

Entonces, cómo le vamos a encargar que redacten una ley, si la segunda propuesta constitucional era un adefesio, y la acusación contra el ministro Montes debía darles vergüenza su redacción. De ese nivel hay representantes del pueblo.

Nuestro país se ha jibarizado en todo sentido. La concentración de las empresas y la cocina política son dos muestras de aquello. El pluralismo como valor esencial de la democracia ha descendido con la pérdida de diversidad, en el mercado económico y en el mercado de la política, y ello es carne de cultivo para populismos de ambos bandos.

Es necesario poner la pelota al piso, la política es una tarea noble, pero muchos de quienes la ejercen solo están ahí por intereses de empresas o personales, al margen de los valores de transparencia y honestidad. Creo que muchos no conocen estas palabras.