Henry Kissinger Not R.I.P.

«Henry A. Kissinger fue el 56º Secretario de Estado, un respetado académico estadounidense y Premio Nobel de la Paz que ayudó a crear el orden mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial y dirigió a Estados Unidos a través de algunos de sus desafíos de política exterior más complicados». Así comienza la «despedida» con que su sitio en Internet recuerda al centenario jerarca de la política mundial fallecido la noche de este miércoles. Continúa:

«Con su distintivo acento alemán, agudo ingenio, voluminosos escritos y creencia en el poder pacificador de la realpolitik, el Dr. Kissinger fue uno de los profesionales más influyentes en política exterior y seguridad nacional de la era posterior a la Segunda Guerra Mundial y permaneció activo en la seguridad nacional durante más de 70 años. Desde los 20 años, cuando se unió al ejército estadounidense, hasta casi su muerte, el Dr. Kissinger continuó viajando a Washington para ofrecer testimonio sobre la estrategia de seguridad nacional de Estados Unidos.

Como Asesor de Seguridad Nacional y luego Secretario de Estado durante las administraciones de Nixon y Ford, el Dr. Kissinger fue el autor de algunas de las políticas más importantes, y a veces controvertidas, de esas administraciones.
Jugó un papel decisivo en la apertura de China al mundo occidental y fue la principal voz de la distensión con la Unión Soviética que redujo las tensiones durante la Guerra Fría, un reflejo de su creencia en el equilibrio de poder como principio del orden global.

Antes de su servicio gubernamental, el Dr. Kissinger trabajó en la facultad de la Universidad de Harvard, donde dirigió el Seminario Internacional de 1952 a 1969.

El Dr. Kissinger ha recibido numerosos premios y reconocimientos. En 1945, el ejército estadounidense le concedió una Estrella de Bronce por sus servicios meritorios. Recibió el Premio Nobel de la Paz en 1973, el mismo año en que una encuesta Gallup entre estadounidenses lo catalogó como la persona más admirada del mundo. También recibió el honor civil más alto del país, la Medalla Presidencial de la Libertad, en 1977, y la Medalla de la Libertad, otorgada una vez a diez líderes estadounidenses nacidos en el extranjero, en 1986.

Como arquitecto de una era duradera de paz, estabilidad, prosperidad y orden global, tuvo un impacto sustancial en generaciones de ciudadanos, desde Estados Unidos hasta Europa y China».

Lo que no dice en su biografía

Henry Kissinger fue un decisivo autor del golpe de Estado cometido por Estados Unidos en 1973 en Chile. El 14 de septiembre de 1970, 10 días después de la elección que dio mayoría a Salvador Allende, el entonces Asesor de Seguridad Nacional del Presidente Richard Nixon gestionó una reunión para Agustín Edwards, dueño de El Mercurio, con el propio Nixon, de acuerdo a los documentos desclasificados por Estados Unidos y que figuran en la investigación de Peter Kornbluh. Así se desató el complot que terminaría mil días después con la caída del Presidente socialista.

Más tarde, en una transcripción tomada el 16 de septiembre de 1973, Nixon le comenta por teléfono a Kissinger sobre los acontecimientos que se registran en Chile el día 11.

K: Hello.

P: Hi, Henry.

K: Mr. President.

P: Where are you. In New York?

K: No, I am in Washington. I am working.

Luego Kissinger le comenta a Nixon que «el asunto chileno se está consolidando y, por supuesto, los periódicos  se están quejando porque un gobierno comunista ha sido derrocado».

N: No hace falta que diga que, oficialmente, nosotros no hemos tenido nada que ver.

K: Nosotros no hemos hecho nada. Quiero decir que los hemos ayudado, creando las condiciones necesarias en la medida de lo posible.

N: Eso es verdad.

A Kissinger se le imputaron, en la región, el Plan Cóndor, que coordinó las dictaduras del Continente para la desaparición de personas, y el golpe militar de 1976 en Argentina.

Las guerras en Vietnam (la continuación), acciones en Camboya y en Laos, la invasión a Timor Oriental y en Bangladesh.

Es muy difícil que Henry Kissinger encuentre la paz en el más allá, porque con el Nobel -seguro-, no le alcanzará.