El Hoyo en el Ojo: Los estadios (In)seguros

Por D.S. Graciado

¿Cuántos encargados ha tenido Estadio Seguro? Casi tantos como licitaciones truchas el Estado de Chile.
Digamos primero que Estadio Seguro es un Departamento del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, y su misión es bla, bla, bla. Da lo mismo, porque nunca ha funcionado, pero tiene sueldo directivo entre cinco o seis palitos al mes. Quien sea siempre es una anécdota política.

Creado por ley el 2012, en la primera administración de Sebastián Piñera, su finalidad es promesa incumplida. Parecida a la de estadio propio de la U de Chile, cuya barra, con el gentil auspicio de las del Colo Colo y la Católica, hacen posible que los estadios en Chile sean más inseguros que banco venezolano. De futbol y empresa privada mejor no hablar.

El tema es viejo. El año 1994, un partido entre la U de Chile y Colo Colo, este lo perdía 4 a 1 (eran otros tiempos) y sus hinchas quemaron graderías y produjeron graves incidentes.

¡Tenemos que hacer algo! dijeron en La Moneda. ¡Hagamos una ley!, dijo otro, y se demoraron 17 años. Para matar el tiempo, iniciaron un programa igualito a los bonos que se pagan para bajar la pobreza, gota a gota y sin incidencia.

En su primer año de gobierno, Ricardo Lagos le ordenó al Intendente de Santiago Sergio Galilea que “hiciera algo” pues la cosa iba en cuchillas, drogas y Plaza Italia, además de barrios segregados. O sea, la zorra. Galilea, un ex PPD parecido al niño Jesús de Praga por la cantidad de cargos ejercidos en diferentes gobiernos, nombró a Felipe Harboe para que hicieran un Plan, que resultó tan exitoso, que nunca funcionó, pero gracias a él lo promovieron a Subsecretario de Carabineros desde donde inició su carrera política bajo protección de Michelle Bachelet, entonces Ministra de Defensa.

Cuando finalmente se aprobó la ley y los programitas se incorporaron al organigrama del Ministerio del Interior, pareció que todo cambiaría. Craso error. Siguió igual o peor. En el intertanto, los clubes habían pasado a ser sociedades anónimas deportivas y sus barras bravas un factor de poder en las disputas entre accionistas. Y quedó armada la Santísima Trinidad de la inseguridad. Deporte competitivo con subsidios del Estado y relaciones políticas; plata privada como industria o control del negocio; barras bravas como “soldados” para presionar o intimidar adversarios.

Para financiarse de manera permanente, se vincularon a campañas políticas como fuerzas de despliegue territorial para dirigentes y parlamentarios de cualquier color. Alberto Espina, Carlos Ominami, cualquiera.
Entre los jefes anécdota está José Roa (PS) ex director del SERNAC, cuñado del ministro Álvaro Elizalde y hoy encargado por Carolina Tohá de coordinar la reforma de Carabineros. Uf! qué miedo Otro es Cristian Barra, ex Coordinador de la Macro Zona Sur, experto en todo y nada del gobierno de Sebastián Piñera. La Jefa actual es Pamela Vargas, periodista deportiva ( ex de radios Cooperativa y Bio Bio), funcionaria de Cruzados y de la ANFP. La galería pide su renuncia. El Presidente Boric la quiere. O sea su renuncia es casi segura.

Y el Ministro de Deportes anda por ahí?