Claudio Orrego renuncia a la DC y dice que el partido carece del «respeto mínimo que se necesita para hacer política»

El gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, renunció al Partido Demócrata Cristiano, en el que militó duante los últimos 33 años, debido al complejo clima interno de la colectividad, que a su juicio carece del «respeto mínimo» requerido para hacer política.
Me ha tocado ver cómo nuestra convivencia interna se fue destruyendo», dijo Orrego en una carta abierta donde dio a conocer su decisión este lunes.
«Nuestra ‘comunidad’ partidaria simplemente pasó a ser irreconocible y hasta diría inexistente. Poco queda ese espíritu fraterno al que mi padre, Claudio Orrego Vicuña, dedicó ese lindo poema ‘Los Camaradas’ en 1975. Del debate de ideas pasamos a la descalificación personal, de las diferencias ideológicas legítimas a grupos rivales irreconciliables, de la competencia necesaria a una guerra fratricida, de la lealtad a toda prueba a la deslealtad y la abierta traición».
Agrega que «soy de los que trató de cambiar esta realidad desde las distintas responsabilidades que me correspondió ocupar, tanto dentro como fuera del partido, y siento que no pudimos revertirlo. Por cierto, respeto mucho a los que siguen intentando cambiar esto desde adentro, con tanta generosidad como coraje. Yo ya me desafecté y no quiero seguir invirtiendo las energías que me quedan en un ambiente donde ya no siento que se viva un espíritu comunitario y de respeto mínimo que se necesita para hacer política juntos».
Aclaró eso sí que su salida de la colectividad de la que fue candidato presidencial, no significa que deje la política, que calificó como «mi vocación del alma y a la cual espero dedicar los años que me quedan de vida. Nuestro país vive momentos muy difíciles, y van a exigir de nosotros una gran dosis de patriotismo y compromiso. Quizás tan grande como el que dimos en los tiempos de la dictadura».
Finalmente, manifestó que «esta ha sido una decisión triste, pero también muy meditada» y agradeció «a todos y todas mis camaradas por todo lo compartido, todo lo aprendido, y todo lo hecho juntos por nuestro Chile. «Para mí fue un honor representarlos en tantas batallas electorales. Espero de corazón seguir trabajando juntos por engrandecer nuestro país, aunque ya no lleve la camisa con la flecha roja».