El valor de los seguros para vehículos remece el mercado

  • Las autoridades regulatorias debieran tomar cartas en el asunto, pues la lesión de los consumidores, bajo el pretexto de la inseguridad y delincuencia, es enorme.


Hasta 400 mil pesos mensuales puede costar asegurar su vehículo. Es decir, cuatro millones ochocientos mil pesos al año. Este es un promedio para vehículos 4×4, Nissan, por ejemplo. Por cierto, el precio puede subir mucho más si se trata de vehículos de alta gama como Mercedes Benz Clase S, Audi A8, Porsche Panamera, Lexus SL, BMW Serie 7, Jaguar XJ u otro similar.

Por ejemplo, una Camioneta Nissan Nissan Navara 2.3 Diesel, automática, del año, vale 31 millones de pesos. Y su seguro promedio de cobertura y de aseguradoras, fluctúa en torno a los  400 mil pesos mensuales; o sea, en tres años y fracción, usted pagó solo en seguros el valor de una camioneta nueva. Una Ford Escape 2.0 4 x 4 del año vale 33 millones y fracción, y al ser un vehículo en foco de portonazos, si se lo venden, el seguro incluso sube del precio arriba señalado.

Las aseguradoras no quieren asegurar ese tipo de vehículos ni a las automotoras. Pero como entre bueyes no hay cornadas, estas, en vez de reclamar a la Fiscalía Nacional Económica, o simplemente ir al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia y demandar por abuso de posición dominante, optan por endosar el problema al cliente. Esa es la razón de los 400 mil o más pesos mensuales. El problema es que tales tarifas arrastran el valor de los seguros aguas abajo y, para los más humildes vehículos, el valor de estos al menos se ha duplicado el último año.

Alguien podría retrucar que si se pueden pagar 33 o más millones por un vehículo, no hay problemas de plata con los dueños, los que también pueden pagar ese seguro, además del permiso de circulación y los costos de mantención del juguete.

Pero en una economía de mercado que funcionas de manera decente, los consumidores tienen derechos, independientemente de su poder económico. Las autoridades regulatorias debieran tomar cartas en el asunto, pues la lesión de los consumidores, bajo el pretexto de la inseguridad y delincuencia, es enorme. Quizás lo que desean es regentar un negocio de venta de seguros con la certidumbre que nadie vendrá a cobrarles el daño que dicen cubrir. No desean devolver plata a ningún evento.