Habló el Soberano

EDITORIAL

Un tsunami electoral de rechazo fue el resultado del Plebiscito de Salida sobre el texto de Nueva  Constitución elaborado por la Convención Constitucional. Imprevisto por la contundencia de las cifras, es un mandato categórico de que la ciudadanía desea Gobierno para sus problemas cotidianos, certidumbres institucionales claras, y cambios evidentes, pero con tranquilidad social. Y alguien que de verdad los represente, sin demasiadas promesas.

Lo imprevisto de las cifras rebate un análisis simple sobre las razones que subyacen en ese resultado. Mirado con atención, ni la inscripción automática con voto obligatorio, ni el quehacer del Gobierno o de los partidos políticos, oficialismo u oposición, constituyen el impulso tectónico del mismo. Solo servirían para explicar los 13 millones de votos emitidos, pero no la contundencia de la dirección que tomaron.

En su breve discurso de ayer en la noche, Gabriel Boric reconoció la voz y el mandato del pueblo. Pero de inmediato le puso presión a un acuerdo político sobre la continuidad del proceso de renovación constitucional. O sea, partió haciendo promesas. Tal vez era necesario para satisfacer a su coalición, pero no para el Soberano. Este requiere decisiones y hechos.

Después de la batalla, siempre hay más generales que soldados. Pero, a la hora de iniciar los análisis y adoptar decisiones políticas, parece necesario tener presente la desconfianza estructural de la ciudadanía hacia la Política desde hace décadas, y que ya ha dejado más de una huella en las crisis de los partidos políticos y su capacidad de representación y mediación. A ello se debe agregar que ya predomina en el ciudadano común una noción de autonomía política, que le permite identificar sus horizontes políticos a base de intereses directos y tangibles. El ejemplo ya clásico es la distancia del parlamentario y la cercanía con los alcaldes. Unos y otros se miden en audiencias y resultados concretos.

Esa misma autonomía le permite distinguir intereses colectivos inmediatos o cotidianos, de intereses comunes y nacionales. El voto en el plebiscito identificó intereses nacionales, quizás no de manera perfecta, pero fue evidente que lo hizo a partir de la micropolítica constitucional del texto rechazado que contenía demasiada incertidumbre, luego de tres años de tensión por el estallido social, la pandemia de salud y la crisis económica y de seguridad.

La macro política constitucional del texto tenía temas importantes muy aplaudidos en el extranjero, como la paridad de género, los derechos de las minorías étnicas, los temas ambientales y ecológicos, la equidad territorial y los derechos de la naturaleza. Pero ellos no bajaban el ambiente interior de tensiones e inseguridades, conflictos y justicia indeterminada en los lugares de residencia y otras. Y lo más probable, es que fue esto lo que tocó una fina sensibilidad de agotamiento psico social, y la gente votó por menos tensión y más tranquilidad, e identificó esto con el Rechazo. Como diría un pragmático, Thomas Piketty y Noam Chomsky no votan en Chile y poco captan de esto.

Toda puesta en escena tiene aciertos y errores. En ese Desenfoque de lo habitual, lo que la gente ve no es necesariamente aquello que los actores quieren mostrar. El jolgorio del Rechazo tuvo una nota de pornografía política en este caso, protagonizada por personajes como Ximena Rincón, Fuad Chain y Carlos Maldonado, celebrando en la Tarima Oficial del Rechazo. Incluso los jugadores de fútbol no celebran cuando le hacen un gol a un equipo en que jugaron muchos años. Solo saludan.

En su breve discurso de ayer en la noche, Gabriel Boric reconoció la voz y el mandato del pueblo. Pero de inmediato le puso presión a un acuerdo político sobre la continuidad del proceso de renovación constitucional. O sea, partió haciendo promesas. Tal vez era necesario para satisfacer a su coalición, pero no para el Soberano. Este requiere decisiones y hechos.

Dada la mala imagen de los partidos, el empate en el Congreso, la necesidad de gobierno en varios temas y el inevitable cambio de gabinete, el Presidente tal vez debería haberse dado más tiempo y calma para articular su segundo tiempo, con la pelota en el piso. Para lo cual lo de mayor valor es, valga la redundancia, el control del Gobierno, y por lo tanto, gobernar.

Acerca de Santiago Escobar 50 Articles
Abogado, analista político y experto en temas de seguridad.