EEUU está desarrollando una nueva ‘superarma’denominada‘manada de lobos’ que, según el ejército norteamericano, va a cambiar el campo de batalla para siempre ‘incrementando la velocidad, alcance, visión y letalidad’ de sus unidades.
El Pentágono ya ha realizado varios ensayos en el desierto de Utah con las primeras versiones de este ‘killer wolfpack’ al que técnicamente denomina como Air Launched Effects: grandes enjambres de drones compactos que vuelan de forma coordinada para “proporcionar efectos escalables (a las tropas de infantería) con los que detectar, localizar, interrumpir, engañar y/o ofrecer efectos letales contra amenazas”, informó el portal de noticias español El Confidencial, destacando que se trata de una alternativa desechable y de muy bajo costo.
Es algo similar a lo que realizan los drones Switchblade en Ucrania, que consisten en verdaderas bombas merodeadoras que sobrevuelan una zona durante varios minutos hasta que encuentran su objetivo y se lanzan en picado para destruirlos. La diferencia de las «manadas de lobos» es que van mucho más allá, porque la idea de estos enjambres de drones inteligentes se conviertan en la fuerza aérea portátil de las fuerzas terrestres norteamericanas, dotándolas de una potencia operativa y destructiva sin precedentes.
Ahora mismo, las unidades de tierra de EEUU dependen en gran medida de la cobertura de la aviación — como el A-10 Thunderbolt II — y drones de reconocimiento como el Gray Eagle, máquinas muy costosas en su fabricación, operación y mantenimiento. Aunque el ejército norteamericano tiene un altísimo nivel de coordinación entre todos los elementos tácticos de los que disponen, la US Army piensa que dotar a sus unidades de enjambres de docenas de estos drones baratos cambiará totalmente la guerra moderna.
El Altius-900 es un dron modular que puede tomar múltiples roles dentro de un enjambre coordinado (Area-I)
Los enjambres — que según la publicación de defensa 1945 se componen ahora de drones Altius-900 con cuatro horas de autonomía — son lanzados desde helicópteros o por los propios soldados en tierra, que les asignan determinadas tareas, como el reconocimiento del terreno, detección amenazas, identificación de objetivos — dirigiendo a las unidades de artillería y morteros — y/o ataques directos. Estas acciones de los drones coordinada con la de los humanos en tierra — a la que el ejército americano llama ‘intelligent teaming’ (trabajo en equipo inteligente) — facilitan enormemente la acción de carros de combate e infantería, resultando en el radical aumento de efectivad y letalidad antes mencionado.
Estos primitivos ‘wolfpacks’ son sólo el principio. Según la US Army, los drones son sistemas abiertos que proporcionan «modularidad y una rápida integración de nuevas tecnologías” como la inteligencia artificial. Estas unidades aéreas tendrán pronto la capacidad de tomar decisiones y actuar siguiendo directrices humanas pero sin necesitar de control directo.
EEUU también se está preparando para defenderse de drones enemigos. Este arma para derribarlos interfiriendo con sus sistemas electrónicos es una de ellas.
Y pare redondear la jugada, como apunta la US Army, son “sistemas de coste relativamente bajo, son desechables u opcionalmente recuperables”. Es decir: una superarma barata de usar y tirar.
En un mundo donde los parámetros de la guerra han cambiado por completo desde los establecidos en la Segunda Guerra Mundial, todo esto tiene sentido. El coste de las armas pequeñas, la electrónica y la inteligencia artificial ha revolucionado el equilibrio de poder en la guerra, como se ha demostrado en la primera fase de la invasión ilegal rusa de Ucrania.
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