Los “estados intermedios” son un adefesio operativo y una creación artificial y vergonzante del uso de la fuerza legítima del Estado, ante una situación que se reconoce requiere fuerza militar, pero se desea “soft”.
Nuestra elite es incapaz de ver tanto las fisuras como los puntos de apoyo que impregnan transversalmente la sociedad chilena, y todo lo resuelve en la liviandad de las matemáticas simples de mayoría y minoría.