Manuel Cruzat Valdés, 14 de agosto de 2025 Tomado de su Blog Outsider
Cuando uno observa inversiones trimestrales a junio 2025 bordeando los US$ 100.000 millones entre Amazon, Microsoft, Google y Meta, centradas esencialmente en infraestructura y desarrollo de inteligencia artificial, bien vale la pena preguntarse qué rol podría tener Chile en el soporte de esta revolución tecnológica y productiva. Para dimensionar estas cifras, toda la formación bruta de capital fijo de Chile bordea actualmente los US$ 80.000 millones anuales, de los cuales US$ 50.000 millones van a cubrir tan sólo la depreciación del stock de capital existente …
No hay inteligencia artificial sin energía: el año 2024 los data centers consumieron globalmente 415 TWh de electricidad – Chile en su totalidad consumió 79.5 TWh en igual período -. Al año 2030 el escenario base de la Agencia de Energía Internacional (IEA) proyecta un consumo de 945 TWh, más del doble del anterior y que vistas las inversiones en curso, probablemente se quede corto … La capacidad instalada mundial de data centers al año 2024 era de 97 GW – la chilena, irrelevante, era de aproximadamente 200 MW o 0.2 GW -; para el año 2030 sería de 226 GW – la chilena, otro milagro de desarrollo es el que debería hacerse realidad -.
Estados Unidos y China lideran la capacidad de data centers con casi 2/3 de la mundial: el sistema eléctrico del primer país, especialmente en Virginia donde los data centers consumen un 25% de la electricidad total del estado, está siendo sujeto a un fuerte stress. A nivel nacional, un 4.5% del consumo eléctrico de Estados Unidos se explicaría por los data centers: al año 2030 esa proporción subiría al 10%. De ahí su fuerte incentivo a distribuir geográficamente, por consumo eléctrico y conectividad de comunicaciones, dentro y fuera de ese país. Ahí entra Chile, entre otros.
En la distribución de los data center a nivel mundial el hemisferio sur no existe.
La red mundial de cables submarinos para las comunicaciones se despliega horizontalmente en el hemisferio norte y desde ahí se originan verticalmente conexiones hacia el sur. El gran cambio en curso es que próximamente se estará instalando el cable de fibra óptima Humbolt, liderado por Google, conectando directamente Santo Domingo – Santiago con Sidney, Australia por el Pacífico Sur, que se suma al cable Curie, también de Google, que conecta directamente Valparaíso – Santiago con Los Ángeles, California, y a aquel otro reciente Mistral de América Móvil que conecta Valparaíso – Santiago con Centroamérica, por mencionar a los más importantes que permiten transformar a Chile eventualmente en un hub digital de América del Sur. Incluso el día de mañana podría haber una conexión directa por el Pacífico con China desde Valparaíso, pero ello requeriría como condición básica no poner en riesgo esta red estructural liderada por Google y las decisiones de inversión estratégicas de sus grandes operadores occidentales.
De acuerdo a cifras de SUBTEL en 2024, el tráfico promedio de datos en Chile fue de 10.06 Terabits por segundo (Tbps), duplicando aquel del año 2020. La capacidad de transporte de datos de Humbolt sería de 144 Tbps; Curie, 72 Tbps; Mistral, 132 Tbps, todas capacidades muy superiores a los consumos actuales y que permiten entonces la consolidación relevante de data centers en esta zona del planeta.
Chile, hub digital del Cono Sur:
¿Qué ofrece Chile? No sólo esta conectividad, sino energía renovable a precios competitivos – si la autoridad permite y facilita la generación y transmisión eléctricas y deja de intervenir arbitrariamente en sus precios -. El sistema podría y debería entregar energía esencialmente renovable y confiable a valores totales bajo US$ 30 por MWh. Las condiciones de Chile son bastante únicas y los costos de inversión en generación, especialmente solar, han seguido cayendo.
En otras palabras, la oportunidad de Chile está ahí para tomarla y es totalmente factible. En vez de hablar de decenas de MW de capacidad de data centers, deberíamos empezar a hablar en serio, en miles de MW.
Así como la transición energética, un verdadero regalo caído del cielo representado por la caída en los precios de la energía para un país como Chile que siempre la importó cara y el alza simultánea en los precios del cobre y litio asociadas a ésta, la posibilidad de Chile de liderar en el Cono Sur – gracias, Google – con inversiones de verdad en data centers está a la vuelta de la esquina, siempre y cuando la cordura y sensatez en políticas públicas vuelva para nunca más perderse.
Y no olvidemos los beneficios en productividad en Chile y el mundo – muy difíciles de medir hoy – que esta inteligencia artificial está llamada a entregar, con su correspondiente impacto en las tasas de crecimiento de largo plazo de sus economías.