Más
    InicioOpiniónEl natalicio de Bernardo O'Higgins

    El natalicio de Bernardo O’Higgins

    Desde Madrid

     

    El miércoles 20 de este mes, se celebró el 247º Aniversario del nacimiento de Bernardo O’Higgins Riquelme, considerado el Padre de la Patria chilena. Nació en mi tierra original, cuando Chillán era una ciudad capital de la provincia de Ñuble. Hace 30 años, los ciudadanos chillanejos representados por los concejales del municipio, decidieron que el barrio de “Chillán Viejo” se convirtiera en comuna independiente, integrada en la Provincia del Diguillín, en la actual Región de Ñuble.

    Todos estos cambios se suponen que son en beneficio de la operatividad administrativa de toda una región y, obviamente, del barrio que ha crecido hasta sobrepasar los treinta mil habitantes. Pero nada de eso debiera cambiar el significado de que O’Higgins haya nacido en un lugar denominado simplemente Chillán. Porque el personaje se elevó y se convirtió en el símbolo mayor del Chile que hoy le venera.

    Confieso que el miércoles me emocioné. Después de más de 50 años de exilio, me llegó por primera vez y por sorpresa el beneficio de la modernidad, convertido en un link que me trajo a Madrid las imágenes -en tiempo real- del acto principal de recuerdo al “Padre de la Patria”.  Y me emocioné, porque identifiqué a varios de mis amigos de siempre y, sobre todo, porque recordé mi infancia en una instancia como aquella.

    Hace unos años escribí lo que hoy sigue vigente.

    “Recuerdo que cuando era niño, desfilábamos todos desde Chillán al barrio de Chillán Viejo, luciendo nuestras mejores galas. Las fuerzas armadas adelante, con su banda y el paso acompasado. Los bomberos, con sus cascos relucientes.  Los boys scouts con formación meticulosa y con gallardetes en los báculos. Y las escuelas con sus respectivos símbolos al frente y cada curso con su profesor jefe. También participaban los huasos en sus caballos con las crines recortadas y con lindas chicas al anca, luciendo vestidos multicolores.

    “¡Qué lindos eran aquellos 20 de agosto! Recuerdo que, tras pasar frente a las autoridades, las columnas se desarmaban con rapidez y la chiquillería se desparramaba por la Plaza, disfrutando de los juegos montados para el efecto, donde se practicaba el tiro al blanco, tirando tarros con pelotas hechas con calcetines, apuntándole a los patitos, jugando a la lotería o, simplemente, comprando barquillos y sorpresas. Ah, y los autitos de choque, el disco de la risa, el túnel del terror… ¡Tantos juegos que había en la feria popular!

    Mientras tanto, los mayores se sentaban en las ramadas populares, se tomaban un vaso de vino, una jarra de chicha dulce o una simple cerveza, para acompañar un “sánguche” de arrollado, con harto ají picante. Pero, que quede claro que también se bailaba la cueca nuestra, como si fuera el Día Patrio, pero en pequeño”.

    Por eso me emocioné. Compartí el link recibido con rapidez con algunos amigos residentes en el exterior, como yo, porque la transmisión televisiva era en directo. Y ¡vaya si me lo agradecieron!  Un pedacito de nuestro Chile nos entraba por la ventanita del teléfono celular.

    Sin embargo, cuando hablé telefónicamente con alguno de mis vecinos chillanejos, me llegó el comentario lamentable de que esta celebración está siendo desvirtuada por la mala política, por malos dirigentes que pretenden quitarle el protagonismo a O’Higgins y llamar la atención con cualquier nimiedad. No se dan cuenta de que eso le hace daño a la Historia y que los ciudadanos no lo van a aceptar.

    El hecho circunstancial y afortunado de haber recibido en nuestra tierra al “Padre de la Patria” se venera por todos, se transforma en homenaje sencillo y, a la vez, en compromiso general de seguir su legado de honor y gloria. Y no es momento para que la mediocridad que inunda nuestra política de hoy, se haga presente con palabras altisonantes, acusaciones vacías de contenido y con pretensiones absurdas, extemporáneas. Menos aún, aprovecharse de un acto cargado de orgulloso simbolismo para sacar ventajas propagandistas en tiempos electorales.

    El Padre de la Patria nos dio lecciones de solidaridad, generosidad y valentía. Por lo tanto, debemos recordarle de la misma forma, dejando de lado nuestras diferencias particulares o de grupos, para festejar y honrar juntos a quienes se sacrificaron por alcanzar la libertad que tanto anhelábamos.

    O’Higgins es el protagonista de la Gran Gesta Patria. Y eso no lo podemos olvidar.

    Debes leer

    spot_img