Por Sergio Velasco de la Cerda
Hace cuarenta y tres años que falleció el ex presidente Eduardo Frei Montalva, el de la Revolución en Libertad. (1964-1970). Un democratacristiano llegando al poder que durante su mandato transformó la injusta sociedad que se vivía. Donde la mitad de la población era analfabeta, particularmente las y los explotados campesinos, y los pobladores que vivían en cuevas.
La votación marcó un hecho inédito en el país, un 56,06 % del electorado le dio una mayoría contundente, que ningún otro presidente lo ha logrado en primera vuelta. En esos años, no existía la segunda, el Congreso Nacional ratificaba al ganador.
Cumplía 71 años y una intervención quirúrgica a la hernia del hiato, lo llevó a la Clínica Santa María, donde fue atendido por los mejores profesionales especializados en esta patología. Nunca se repuso de esta trágica intervención, es más, fue empeorando en la medida que pasaban los días. Algo muy raro se sentía en el ambiente. Olor a muerte.
Una frase pavorosa fue la que le dijo a su hija Carmen, ¡Sácame de aquí que me están matando! El equipo médico fue reemplazado, los facultativos aplicaron todo tipo de intervenciones y tratamientos. El paciente no respondía, hasta el trágico desenlace el 22 de enero de 1982. Un mes después sería asesinado el líder de la ANEF, Tucapel Jiménez Alfaro.
Frei Montalva jamás volvería a recuperarse. Restos del veneno gas sarín y otros, fueron encontrados tras una autopsia hecha después de una denuncia pública que realizara la senadora Carmen Frei, para que se investigara el Magnicidio cometido en contra de su padre. El mundo social y político quedó espantado y conmocionando. Pinochet había logrado su objetivo.
Qué tétrica coincidencia, la misma clínica donde también asesinaran al Premio Nobel de Literatura Pablo Neruda el 23 de septiembre de 1973, según la denuncia hecha por su leal chofer.
En agosto de 2017 la justicia civil acusó a seis procesados: Patricio Silva Garín (médico), Luis Becerra Arancibia (chofer de confianza, informante de la CNI); Raúl Lillo Gutiérrez (agente de la CNI), Pedro Valdivia Soto (médico) y Sergio González Bombada (tanatólogo). Todos fueron condenados a distintas sentencias.
La Corte de Apelaciones de Santiago los absolvió y posteriormente la Suprema ratificó el fallo, quedando impune hasta hoy el alevoso crimen, cometido con un paciente recién operado, sin poder defenderse. La justicia permanece ciega, sorda y si no muda, hasta cómplice.
Don Eduardo Frei tenía una especial dedicación, como exministro de Obras Públicas del gobierno de Juan Antonio Ríos, (radical), por los puertos de Chile. San Antonio por esos años “era la caleta pobre” de Valparaíso. Subsanó ese problema con el proyecto P 300, que significaba que 300,000 toneladas del mineral de “El Teniente” se embarcarían por el litoral de los poetas.
Frei Montalva en sus habituales viajes a la costa, se reunía con los dirigentes de la DC local. Las denuncias recibidas, respecto a las violaciones a los Derechos Humanos en Tejas Verdes, lo dejaban consternado. La persecución a los trabajadores marítimos -portuarios fue atroz. Los presentes encontrábamos en el presidente Frei una esperanza viva, una luz al final del túnel.
Lamentable el chofer personal, Luis Becerra, nos delataba a todas y todos los participantes, los que éramos perseguidos o detenidos por los agentes del régimen.
Don Eduardo me llama para invitarnos a participar de su conferencia Norte-Sur, del cual era un miembro privilegiado. Nos dirigíamos al sindicato Sumar en Santiago. Confiados y felices partimos de la costa 120 valientes militantes en dos buses. Todos fuimos presos.
El decreto exento N° 2464 del 24 de noviembre de 1979 firmado por Pinochet y su ministro del Interior Sergio Fernández, nos confinan, en la 1 y 9 comisaria con un trato salvaje, inhumano, sin compasión. Frei junto a otros abogados colocan un recurso de amparo, ante la Ilustrísima Corte, amenazando a los serviles magistrados de asilarse en la Nunciatura, si no se acogía el sólido libelo.
Varias reuniones sostuvimos en casa del ex senador Rafael Moreno con Don Eduardo, en Santo Domingo. Ahí se habló del Grupo de los 24 de Estudios Constitucionales, dado que el gobierno de facto plebiscitaría una constitución a su total amaño, El engendro lo perpetuaba en el poder por 25 años más. Había que hacer algo, cueste lo que cueste.
El Caupolicanazo fue la epopeya más gloriosa donde el pueblo oprimido tras siete años de dictadura se pudo manifestar. No sin miedo, algunos con pánico, pero estuvimos presentes. La juventud chilena siempre adelante con el pecho al frente de las balas y de los palos. Teníamos que recuperar la libertad y la democracia entre todos, sin exclusión de nadie, para construir un mundo mejor.
Hay mucho mas que contar sobre Frei Montalva, un verdadero servidor público. La probidad y honradez era uno de sus máximos atributos, contribuyendo con su vida a desafiar la dictadura. La chilenización del cobre, la reforma agraria, la reforma educacional, la sindicalización campesina son algunas de sus obras.
El multitudinario acto, un miércoles 27 de agosto en calle San Diego, selló su suerte. La vida es una simple ilusión en la que todos soñamos.