A confesión de parte, relevo de pruebas

A Karadima lo salvó la edad, se murió sin entrar a la cárcel. A los cómplices de Spiniak los salvó el poder político de la derecha y Gemita Bueno. A otros tantos los salvó la «justicia», pero a Luis Hermosilla no me imagino quién o qué podrá salvarlo. De partida, su carrera como abogado llegó a su fin y podría, de ser formalizado por algún delito, quizás llegar a pisar una cárcel.

Se dice que este ex comunista, devenido en abogado de la familia Guzmán Errázuriz y más tarde en una especie de  hermano y socio de Andrés Chadwick, tiene un poder transversal que ahora deberá ponerlo a prueba.

Lo de él no parecieran ser los buenos argumentos para ganar las causas, sino la fuerza del dinero en coimas. Hacía cajas pagadoras de cien millones de pesos, los que -según él- iban a parar a funcionarios del Servicio de Impuestos Internos. Eso deberá probarlo, porque este tipo de negocios es sin boleta, se paga en sobre, si es que se pagaba, porque ello sólo lo sabe él y su conciencia.

Luis Hermosilla Osorio pertenece a una familia de abogados. Ha enlodado el buen nombre de su padre y de su hermano, aunque uno no elije a la familia y ambos, el padre en el más allá, debe estar tranquilo con su conciencia, y su hermano deberá acogerlo, porque es un hermano al fin y al cabo.

En la grabación difundida por Ciper dice a su interlocutor que esto se tiene que contener pagando una suma de dinero en un sobre. Junto a su cliente está una abogada del estudio de Hermosilla. Uno de los dos filtró grabó y filtró el audio, salvo que se hubiese tratado de espionaje, con micrófonos ocultos puestos por terceros.

De lo anterior se encargará el Ministerio Público, mientras el Servicio de Impuestos Internos y la Comisión para el Mercado Financiero hacen su investigación interna.

El aforismo nunca había venido más propicio en este caso. Hermosilla habló y se condenó: A confesión de parte, relevo de pruebas.