Por Miguel Ángel San Martín, desde Madrid
Lo que les voy a relatar no es una mera ilusión, sino una verdad que va creciendo subterráneamente, a medida que van madurando las graves consecuencias de la torpe acción del ya ex Presidente de la Real Federación Española de Fútbol de España (RFEF), Luis Rubiales. La UEFA y la FIFA están adoptando medidas muy severas con respecto al caso español, lo cual ha desmoronado la imagen de España, perjudicándola en la posibilidad de Organizar y ser sede de eventos deportivos del máximo nivel.
Recordemos que, tras obtener la selección femenina de Fútbol de España el título de Campeonas del Mundo, en el torneo efectuado en Australia y Nueva Zelanda, el Presidente de la RFEF tuvo un comportamiento tan censurable, que no sólo le ha costado el puesto, sino que ha provocado un grave y caótico proceso de renovación de importantes cargos de la Federación, todo lo cual deteriora la imagen de España. Y tanto, como que su postulación para organizar, junto a Portugal y Marruecos, el Campeonato Mundial del 2030, se tambalea. Eso trae como consecuencia inmediata que la postulación presentada por Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay para asumir la organización del torneo mayor del fútbol mundial, en el 2030, comience a subir con sólida rapidez.
El Comité Ejecutivo de la UEFA, reunido en la ciudad chipriota de Limassol, ha tomado la determinación de retirar a la Federación Española la organización del Congreso General que le concedió el pasado mes de abril. Una cita que iba a celebrarse en un principio en Madrid y que ha sido trasladada finalmente a París, donde tendrá lugar el 8 de febrero de 2024, junto con el sorteo de la fase de grupos de la próxima Nations League.
Además, el mencionado comité ha quitado a España la Vicepresidencia que Rubiales ocupaba en la UEFA y ha designado como sustituto al albanés Armand Duka.
En España crece la inquietud. Las señales son muy evidentes y este país deberá actuar con celeridad y contundencia para recuperar su imagen. El propio Presidente de la Liga Española, Javier Tebas respondió ante la pregunta si todo este escándalo de Rubiales les podría quitar la posibilidad de organizar el Campeonato Mundial del 2030: “No lo sé, espero que no, pero hay que trabajarlo. No nos ha dejado en la misma posición en la que podíamos estar hace unos meses. Si antes parecía que éramos la favorita, ahora menos favorita que antes», señaló Tebas.
Las denuncias surgidas desde el ámbito de la Casa Real española, de las máximas autoridades políticas de España, de algunos dirigentes deportivos, y de las propias jugadoras, incluyendo a Jenni Hermoso, provocaron la rápida decisión de la FIFA que sancionó con ejemplaridad a Luis Rubiales. Además, la Fiscalía de la Audiencia Nacional de Justicia anunció de inmediato la presentación de una querella por abuso de poder y de acoso sexual, ante el máximo organismo de la judicatura.
Como la situación no da para más y los compromisos de la Selección Femenina en la Nation League ya se están disputando, comenzó una labor interna de depuración del estamento directivo de la RFEF. Dimitió Luis Rubiales a la Presidencia; fue defenestrado el entrenador de la selección ganadora del título mundial, Jorge Vilda; y ahora siguen siendo cesados dirigentes importantes de la Federación hispana, como es el caso de la Dirección de Integración y la de Comunicaciones, Marketing y Relaciones Públicas. Incluso, se anuncia la preparación de una Asamblea General para comienzos del próximo año, con el fin de renovar todos los cargos mediante elecciones extraordinarias.
La Nation League da opción para los Juegos Olímpicos que se efectuarán en Francia, entre el 26 de julio y el 11 de agosto del 2024, y España tiene muchas opciones de llegar a disputar en fútbol femenino y de convertirse en favorita para el título. Todo esto es un esfuerzo gigantesco para tratar de recuperar imagen internacional, pero… El tiempo corre en contra de los intereses españoles para el Mundial del 2030.
Sin embargo, para que Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay tengan opciones concretas, los dirigentes de estos países deberán evitar cualquier signo de duda, aportar la mayor transparencia en su gestión y dar señales de una impecable capacidad organizativa.