¿Qué hacemos con el plástico que invade el planeta?

Apenas un 9% del plástico que se elabora en el planeta es reciclado, de acuerdo con un artículo de National Geographic. No es mucho, si pensamos que la producción mundial de plástico –según la misma publicación– ha alcanzado los 8.300 millones de toneladas métricas, gran parte de la cual se transforma en basura, terminando principalmente en los océanos. Y se espera que, para 2050, la producción llegue a los 12 mil millones de toneladas.

Una situación preocupante, si se considera que el plástico necesita alrededor de 400 años para poder degradarse.

Entonces, ¿qué hacemos ante la creciente producción mundial de plástico?

SOLUCIONES EMERGENTES Y AMIGABLES

Bajo este panorama que enfrentamos, la investigación para encontrar vías para enfrentar esta situación, es clave. De ahí que investigadores nacionales e internacionales se reunieron en la conferencia “Life in Plastic is NOT Fantastic”, realizada recientemente en el Centro de Innovación UC. En el encuentro se abordó la acumulación de la contaminación plástica en ambientes terrestres y marinos, y las soluciones emergentes y amigables con el ambiente provenientes desde la biotecnología.

Como explicó César A. Ramírez-Sarmiento, profesor del Instituto de Ingeniería Biológica y Médica, “desde el punto de vista ambiental, vimos cómo la mayoría de los plásticos se acumulan en nuestros ambientes marinos en la forma de microplásticos, desechando la idea de las mal llamadas islas de basura que han sido parte del relato respecto de la contaminación plástica en nuestros océanos. También vimos cómo algunos de estos microplásticos ya han sido encontrados en nuestra costa, y que éstos son consumidos por distintos animales que son parte de nuestra cadena trófica”.

AVANZAR EN EL RECICLAJE

De acuerdo a la expositora Kara Lavender Law, académica en Sea Education Association, EE.UU., existen varias estrategias para avanzar en el reciclaje. Muchas de ellas dependen de políticas públicas y un compromiso de las industrias de apostar por alternativas de mayor biodegradación. Por ejemplo, innovar en el diseño de materiales y productos para utilizar polímeros más fáciles de biodegradar y evitar uso de materiales plásticos mixtos que muchas veces dificultan su reciclaje, reducir la generación de desechos plásticos y mejorar las capacidades de manejo y recolección de estos contaminantes, y también capturar estos contaminantes antes que lleguen a nuestros ambientes.

Como agregó el también investigador del Instituto Milenio de Biología Integrativa (iBio), en el caso de Chile, “es necesario crear industrias de reciclaje de PET – o tereftalato de polietileno, el compuesto de la mayoría de productos de consumo diario– botella a botella, que permitirán cumplir con las metas que nuestro país ha establecido a nivel legislativo, para promover la incorporación en estas botellas de un porcentaje de PET reciclado en nuestro país. Y a largo plazo, considerar el desarrollo de industrias basadas en el reciclaje biológico, amigables con el medio ambiente, que reduzcan el desecho de los contenedores de PET para el empaque de productos, que son generados por reciclaje mecánico y que, luego de uso, por lo general no son reciclados nuevamente”.

ENZIMAS QUE “COMEN” PLÁSTICOS

Otra alternativa para reducir la gran cantidad de plástico que tenemos en el planeta, es “comérselo”. Como explicó el profesor César A. Ramírez-Sarmiento, hay estudios que han determinado que microorganismos obtenidos a partir de muestras ambientales colectadas en distintos ambientes marinos, contienen enzimas que degradan plásticos. Particularmente poliésteres como el PET y otros co-polímeros similares al PET, además de otros poliésteres biodegrádales como el PBAT o el PCL. Algunos de estos microorganismos forman consorcios que permiten no solo degradar estos polímeros, sino también eliminar completamente sus productos de degradación a través de su metabolismo.

Junto al equipo de investigadores de Wolfgang Zimmermann, profesor de Leipzig University, Alemania -también expositor de la conferencia-, el profesor César A. Ramírez-Sarmiento participó en un estudio que describe enzimas que degradan PET a altas temperaturas, por sobre los 70 grados Celsius.

A lo que se suma la investigación, en la que también participa Beatriz Díez, profesora de la Facultad de Ciencias Biológicas, en la que se identificaron una variedad de enzimas en las costas antárticas que pueden degradar o «comer” plásticos a temperatura ambiente -a 25 grados Celsius- con gran eficiencia.

Como sostuvo el académico de la UC, estas enzimas “podrían permitir su uso como aditivos en la ropa de poliéster para reducir el moteo en estas vestimentas y con ello aumentar su tiempo de vida útil”. Y concluyó: “Algunas de estas enzimas pueden degradar el PET de manera eficiente tanto a temperaturas moderadas de 25ºC como también a altas temperaturas, en algunos casos pudiendo degradar completamente PET de baja cristalinidad sin requerir ningún tipo de tratamiento previo del material, abriendo así la puerta a su posible reciclaje circular mediante biotecnología”.