Una desconocida gigante: Matilde Throup Sepúlveda, la primera abogada de Chile

Columna

Hoy se cumplen 100 años del fallecimiento de Matilde Throup Sepúlveda, la primera mujer abogada de Chile y de Sudamérica. Tal como transcurre la historia de las mujeres en nuestra sociedad, desde la invisibilidad hacia el anonimato, y aunque ella gozaba de gran prestigio en su época, la memoria sobre su vida se ido perdiendo con los años.

Hasta ahora se consigna erróneamente el año de 1876 como el de su nacimiento. La fecha correcta es 11 de agosto de 1870 tal como lo escribió ella misma de puño y letra en la solicitud que le hiciera al rector de la Universidad de Chile para que le permitieran rendir el examen de ingreso a la universidad. Entró a estudiar derecho en marzo de 1887. Ese dato biográfico, fue publicado recién en el año 2018 por la historiadora Ariadna Biotti, corrigiendo así la fecha de 1876, que producía el contrasentido de haber tenido solo 11 años al momento de ingresar a la universidad, lo que daba un tono de inverosimilitud a los hechos.

Matilde llegó a ser una pionera del derecho a pesar de haber crecido y estudiado en el Chile de fines del siglo XIX, un país aplastado por prejuicios religiosos y plasmado de desigualdades sociales, educacionales y legales, con las mujeres como primeras víctimas de la discriminación.

El legado de Matilde y sus aspiraciones continúan vigentes, pues la esperada igualdad de derechos entre hombres y mujeres no se ha obtenido aún a cabalidad. Ejemplo de la desigualdad son los derechos de la mujer casada en régimen de sociedad conyugal.

A pesar de ello, y contra todos los obstáculos, Matilde se convirtió en la primera mujer en ingresar a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile y la tercera mujer chilena en seguir estudios universitarios, lo cual, dado el ambiente cultural de la época, la enfrentó a variadas hostilidades y maltratos.

En 1891, obtiene en forma brillante su Bachillerato en Leyes y Ciencias Políticas y, el 6 de junio de 1892, se titula de abogada. Postula entonces a un concurso público de Notario y Secretario judicial en el Juzgado de Letras de Ancud. Pero su postulación fue rechazada, por el solo hecho de ser mujer. Matilde apeló ante la Corte Suprema la que, en 1893, le da la razón. En la sentencia, el máximo tribunal considera que la ley de organización de tribunales sólo exigía como requisito especial “la calidad de abogado”, calidad que Matilde tenía.

Matilde Troup ejerció como abogada litigante por 30 años, ganándose el respeto y reconocimiento de sus pares, y llegó a ser jueza árbitro. Por muchos años, fue la única mujer abogada litigante de Chile y la única socia mujer del Instituto de Abogados, organismo gremial que precedió al actual Colegio de Abogados.

Aunque poco se conoce, Matilde fue una feminista de la primera ola, que luchó por la igualdad de los derechos de las mujeres. En 1910, participó en el Primer Congreso Femenino Internacional celebrado en Buenos Aires, considerado el evento “fundacional” del feminismo latinoamericano. Allí cuestionó las desigualdades legales que sufrían las mujeres en Chile y Argentina, denunciando que “las leyes civiles conceden al hombre ciertos privilegios que niegan a la mujer, sin que ninguna razón lo justifique”, e hizo un llamado a los legisladores a “reformar las leyes acordándole mayores libertades, no sólo a la mujer profesional, sino a la mujer en general”.

El legado de Matilde y sus aspiraciones continúan vigentes, pues la esperada igualdad de derechos entre hombres y mujeres no se ha obtenido aún a cabalidad. Ejemplo de la desigualdad son los derechos de la mujer casada en régimen de sociedad conyugal.

Los restos de Matilde Troup reposan en un pequeño mausoleo patrimonial del Cementerio General de Santiago, que no tiene su nombre. Pese a sus muy destacados logros, aún en la muerte, se le niega el reconocimiento general que merece. Sigue siendo otra desconocida gigante, a la espera que la investigación sobre su vida y obra ponga un nombre y una luz a su lápida de mujer.