El ajedrez político nacional y un Gambito de Dama

columna

Igual que en una partida clásica de ajedrez, lo que viene después del 4 de septiembre será un Gambito de Dama. No se sabe si Aceptado o Rechazado, porque todo depende de la estrategia que sigan las negras, que puede aceptar o rechazar el gambito propuesto. El Gobierno con las blancas, se tiene claro que ofrecerá Reina y buscará el enroque que proteja al Rey. O sea cambio de gabinete y salida de Izkia Siches.

El tiempo en el escenario actual ya se agotó. En lo electoral, la percepción de “estrecho margen de ventaja” que depende de un centro de indecisos, obliga a una espera nerviosa en ambos comandos políticos, hasta el domingo 4 en la noche. La primera lección de esto es que no hay espacio para correr riesgos. Tampoco para errores no forzados y solo se trata de proteger la posición que se tiene. Ella puede mejorar por errores del rival, “excesos” de lenguaje en medio de una ecología política sensible y frágil, o un hecho imprevisto, desfavorable para el opositor. En síntesis, no hay NADA NUEVO por hacer. Solo esperar con cautela y diseñar escenarios y jugadas posibles.

Como en el ajedrez, el control del tiempo en el juego político es fundamental. Hasta hoy, el único ganador es Gabriel Boric, quien en simultáneas contra todos desde noviembre de 2019, fue elegido Presidente y ha reaccionado bien a los escenarios. Pero está solo y expuesto, y su coalición se muestra siempre lenta y cautelosa, y él debe arrastrarla. La segunda lección es que sus partidarios deberían protegerlo, pues el principal capital que tienen es el Gobierno.

Si Rechazo y Apruebo han aceptado la democracia como tablero de juego, deben cooperar a que las reglas del juego se cumplan, para lo cual se requiere de jugadores racionales y no de carniceros políticos.

El día 5 de septiembre, el juego del Apruebo será Gambito de Dama, gane o pierda, pues para concretar su programa, deberá controlar el centro político. Entonces el inevitable cambio de Gabinete deberá ofrecer como pérdida su Ministra del Interior, a cambio de una posición mejorada para su juego en el centro del tablero para los tres años que quedan de gobierno. Si se acepta, es Gambito de Dama aceptado, y la sede del debate será el Congreso, con un nuevo proceso constituyente.

Pero lo anterior depende de las negras, esto es las fuerzas de Rechazo-oposición. Y hay un problema pues el núcleo duro de derecha cree que el Gambito de Dama es con el Ministro Secretario General de la Presidencia, Giorgio Jackson. De lo contrario, aplicaría su juego a intentar un bloqueo que termine en Jaque Mate al Rey. Sería un Gambito de Dama Rechazado. Pero tal alternativa es difícil pues Jackson es una pieza de juego global del Gobierno, y si lo entregan, el Rey quedaría demasiado solo. No es un ministro más, está en otra categoría y es parte del diseño de poder del Frente Amplio.

La primera jugada será del Gobierno, pues las blancas mueven primero. Y si la respuesta de las negras es no expresar una mínima voluntad de cumplir los ajustes constitucionales prometidos o al menos una parte notoria de ellos, entrará en un fraccionamiento interno. Por eso le convenía que no hubiera acuerdo del oficialismo de prometer cambios al texto que se votará, pero Boric se adelantó, presionó, y se constituyó en garante de los mismos.

A las negras, aunque gane el Rechazo, no le será fácil ordenar las jugadas para dos temas contradictorios, el bloqueo y la cooperación, con la desventaja de que no tiene un Rey que defender, ni ninguna Dama u otra pieza que intercambiar, de una manera relativamente libre. Solo negociar su cooperación a nivel parlamentario. Si busca bloquear al gobierno y desangrarlo, puede hacer que su Gambito de Dama Rechazado, finalmente termine en un caos global que no le garantiza ni un jaque mate propio, ni un país estable para gobernar. Al menos, será Tablas.

Si Rechazo y Apruebo han aceptado la democracia como tablero de juego, deben cooperar a que las reglas del juego se cumplan, para lo cual se requiere de jugadores racionales y no de carniceros políticos.

 

 

 

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Abogado, analista político y experto en temas de seguridad.