Verlo aparecer junto al presidente Volodymyr Zelensky en el corazón de Kiev y bajo el sonido de las sirenas antiaéreas habla mucho más fuerte que cualquier discurso que pueda pronunciar en territorio polaco.
El ataque a Kiev fue interpretado como una estrategia del Kremlin para intimidar a la cumbre próxima de la OTAN que se celebrará la semana entrante en Madrid.