Por Miguel Ángel San Martín, desde Madrid
De la tragedia ocurrida en Valencia el pasado martes 29 de octubre, provocada por una Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) que provocó inundaciones y riadas nunca antes vividas en España, todavía no se conoce sus consecuencias en su máxima magnitud. Las cifras recibidas oficialmente en el momento en que escribo este artículo, nos traen de nuevo el dolor que sentimos por las enormes pérdidas humanas y materiales que ocurrieron.
Mientras los cuerpos especializados de Policía y Bomberos buscan a los 93 desaparecidos que faltan por encontrar, los equipos forenses han conseguido identificar plenamente a 145 cadáveres, 127 por huellas dactilares y 18 por ADN. Los forenses han podido practicar 203 autopsias, pero han debido recurrir a odontólogos forenses como apoyos para avanzar en las identificaciones más complejas.
Los cuerpos que han sido encontrados por las patrullas ya descritas son 219, de los cuales 209 en la Comunidad Valenciana, 9 en Castilla-La Mancha y 1 en Andalucía.
Además, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, junto a bomberos, han rescatado a 36.572 personas, contando a las 124 rescatadas en las últimas 24 horas.
Se calcula que hay más de seis mil vehículos de todo tipo que fueron arrastrados por las violentas aguas de la riada. Afortunadamente, en España el seguro es obligatorio, por lo cual todos los propietarios de estos vehículos van a recibir apoyos económicos equivalentes al valor de tasación de su vehículo, más un 10% otorgado por el Gobierno de la Nación.
Fueron arrasados 78 pueblos y ciudades, 75 municipios pertenecen a la Comunidad Autónoma de Valencia, 2 a la de Andalucía y 1 a la de Castilla La Mancha.
Las vías férreas, tanto de trenes de cercanías, como de los de largo recorrido y de los de Alta Velocidad, han sufrido muy serios daños. Es imperativo limpiar de escombros algunos túneles y en otros casos, hay que reponer la vía por completo. Afortunadamente, las labores de reparación y reposición van a un excelente ritmo, de tal manera que ya casi la totalidad del servicio de cercanías de Valencia ha vuelto a la normalidad. Los trenes de largo recorrido y de alta velocidad deberán esperar al menos una semana más.
La Generalitat Valenciana, organismo máximo de Gobierno Regional es, por legislatura, el encargado de las tareas necesarias para enfrentar la enorme crisis. El Gobierno de la Nación se ha puesto a colaborar, desde el primer minuto, con las autoridades valencianas.
Desde ayer ya se ha puesto en vigor el primer paquete de ayudas del Estado valoradas en 10.600 millones de euros para los afectados. El correspondiente Real Decreto ya ha sido publicado en el Boletín Oficial el Estado. Crea el «Mecanismo nacional de respuesta y reconstrucción frente a la DANA», adscrito a la compañía pública Tragsa, que se encargará de la gestión, coordinación y apoyo material de aquellas medidas que sean requeridas por las autoridades autonómicas y locales afectadas.
Entre otros muchos asuntos, el decreto gubernamental blinda a los trabajadores, empresarios y autónomos, porque crea los expedientes de regulación de empleo para que nadie sea despedido, ayuda económicamente a empresarios y autónomos, regula pagos de impuestos, hipotecas, etc. Por otra parte, cuadruplica las ayudas directas a las personas damnificadas previstas por ley. Por tanto, la ayuda por fallecimiento e incapacidad pasa a 72.000 euros. Por destrucción total de la vivienda, hasta 60.480 euros; por daños que afecten a la estructura de la vivienda, hasta 41.280 euros; por daños que no afecten a la estructura de la vivienda, hasta 20.640 euros; por daños en elementos comunes de una comunidad de vecinos, hasta 36.896 euros.
Estas son algunas de la cantidad de ayuda que ya se pueden implementar, en tanto se estudian y valoran otras muchas destinadas, también a reponer la infraestructura pública destruida.
En fin, las cifras alientan a la esperanza de que esta pesadilla comienza a superarse. Es la resiliencia del pueblo valenciano, cuya orografía es proclive a fenómenos naturales atmosféricos que se vienen produciendo desde muy antiguo. Claro que esta vez sus efectos fueron superados con creces y los expertos y científicos lo atribuyen al evidente cambio climático que afecta a nuestro planeta.
Lo único censurable es que comienza a vislumbrarse con demasiada claridad la irrefrenable ambición de algunos políticos que no están a la altura de las circunstancias y comienzan a criticar acciones e iniciativas que van en directo beneficio de quienes resultaron damnificados. No se dan cuenta que la urgencia de esta emergencia consiste en trabajar todos juntos con el único afán de aminorar el sufrimiento de tanta gente que es protagonista de una tragedia inédita en Historia de España.