Por Miguel Ángel San Martín, desde Madrid
Ventrílocuo, palabra que proviene del latín ventrilocuus, «el que habla con el vientre», es el arte de modificar la voz para imitar otras voces u otros sonidos, dice el Diccionario. Y agrega que la ventriloquía está orientada al mundo del espectáculo, formando parte de la brillantez de la actuación. Y hay más: el ventrílocuo debe ser capaz de dar voz al muñeco -sin mover, o casi sin mover- los labios, de modo que una vez proyectada la voz, parezca originarse efectivamente en el propio muñeco.
La práctica de la ventriloquía se realiza casi siempre mediante un diálogo, generalmente cómico o sarcástico, entre una persona y un muñeco al que aquel le presta la voz.
En la política internacional hay muchos ventrílocuos que hacen hablar a muñecos y expresan sus ideas y sarcasmos, como si quisieran manejar conceptos que sólo los muñecos se atreven a decir. O sea, un ventrílocuo viene a ser el que lanza la piedra y esconde la mano.
Todo esto viene a colación a raíz del espectáculo que se está montando internacionalmente, teniendo a Javier Milei como el muñeco protagonista. Sus exabruptos ya conocidos, sus excentricidades, no provienen de su intelecto personal, sino que vienen del vientre de un monstruo grande que mueve a sus muñecos con habilidad.
Javier Milei vino a España a participar en un encuentro de conspicuos representantes de la ultraderecha internacional. Evento que se realizó en una plaza de toros madrileña y se utilizó al extravagante Presidente de Argentina como el personaje de esta farándula. Y se sigue utilizando, mientras el ventrílocuo le maneja a su antojo para provocar una crisis de proporciones entre dos países más que amigos, hermanos.
Las poco afortunadas palabras de Milei, interviniendo en la política interna de España, en el interior mismo del país anfitrión, revelan con claridad que hay un ventrílocuo detrás de él. Son palabras utilizadas desde hace tiempo por la organización política española Vox, buscando desgastar al conglomerado que ejerce el Gobierno español y, muy especialmente a su elemento aglutinador, que es el Presidente Pedro Sánchez. A falta de argumentos políticos consistentes, los utraderechistas hispanos usan aspectos falsos de la vida privada del líder socialista, así como un vocablo groseramente agresivo. Entonces llaman a Milei, quien hace uso muy seguido de esos mismos vocablos, a la manera del muñeco del ventrílocuo.
Si esto no fuera serio, causaría risa. Pero la situación es demasiado delicada como para no detenerse a pensar en el daño que se le hace a Argentina, que es mucho mayor que a España. Porque los ibéricos son el segundo país inversor que tienen los sudamericanos. Allí proliferan empresas hispanas que llevan riqueza y progreso a una Argentina muy sufriente en las últimas décadas. Además, allí vive la colonia más numerosa de toda la emigración española post guerra civil.
Es lamentable la absurda tirantez provocada por el propio presidente del país sudamericano. Ha sido –y sigue siéndolo- utilizado por la ultraderecha internacional para desestabilizar al Gobierno español, que muestra una marcha potente en el fortalecimiento del Estado del Bienestar, a través de políticas sociales de progreso. O sea, estamos en presencia de la acción de intereses pequeños y mezquinos, que utilizan a gente excéntrica, sin importarles las consecuencias colaterales de su acción.
Pero, alcemos un poco más la vista y analicemos el contexto global de este paisaje. Existe una ultraderecha internacional que está trabajando en las sombras y que va embaucando en diversos países a incautos que le creen y que le siguen. Son nostálgicos de un pasado que sufrió la Humanidad y que no soportan la derrota ni el olvido general por culpa de sus aberraciones.
Personajes oscuros, movidos por sus intereses personales fundados en el sometimiento de la gente, en la exclusión de los vulnerables, en la explotación brutal. Millonarios que quieren seguir aumentando sus riquezas materiales, para lo cual buscan a los bufones para que les animen sus fiestas manipuladoras.
Se mueven en las sombras, controlan las comunicaciones y utilizan los medios para engañar a la gente, transformando realidades sobre la base de las mentiras. Sus mensajes son muy estudiados y van confundiendo a los incautos, con lo cual aparecen realidades ficticias en el horizonte. En definitiva, son inescrupulosos que, por alcanzar sus espurios intereses, son capaces de destrozar la Democracia, que es el único sistema capaz de mantener y desarrollar la convivencia social de la Humanidad.
Hoy utilizan a muñecos de ventrílocuos y a lumpen que les vitorea. Y no les importa el daño que pueden provocar, como el que hoy amenaza a Argentina.