Con España en el corazón

Por Sergio Velasco de la Cerda

“El hacer el bien a villanos es echar agua en el mar”.  Cervantes nos alerta, sobre los últimos magros acontecimientos que involucran a las naciones de España y Argentina, triste espectáculo que ambos dignatarios dan en el contexto internacional.

No es menor el artero ataque recibido en su propio país. Pedro Sánchez, a raíz de las furibundas declaraciones del presidente argentino Javier Milei, quien, en una entusiasmada, como desatinada alocución, hace referencia directa, a la señora de Mandatario español.

Milei, sin duda, se pasó de revoluciones, sus expresiones causaron una explosión de felicidad en los asistentes a la Convención, los aplausos entusiasmaron aún con mayor fuerza, para que el libertario argentino continuara despotricando sin parar, ni medir sus posteriores consecuencias.

VOX, el partido ultra conservador, convocante, logró su objetivo con creces, utilizando a un nonato presidente, de una nación quebrada económicamente y desarticulada socialmente, para crear un conflicto político al interior del actual gobierno socialista.

Resultado: Lo esperado, simple y concreto, romper relaciones diplomáticas, ya que nadie dará explicaciones sobre las feas conductas que por ambas partes se han golpeado.  El gobierno español retira su embajadora, mientras no exista un nuevo trato, racional e inteligente. El resto es pedirle peras al olmo.

Milei no hará lo mismo, hasta lo declara como una soberana estupidez, es más desafía al mandatario, que volverá a España el próximo mes sin pedir permiso protocolar al Rey, por la embestidura que ostenta, a recibir un premio que le tienen en especial resguardo.

Las relaciones están obstruidas, el show mediático continuará, los afectados pagarán las consecuencias. Un teatro de comedia del absurdo, si no fuera tan serio, llamaría a la risa palaciega. El punto grave son las pataletas imprevisibles que se darán entre unos y otros: haber quién pega más fuerte.

En medio del circo romano, está Antonio Garamendi, presidente de la poderosa Confederación Española de Organizaciones Empresariales, quien recibió al mandatario argentino para consolidar los negocios con inversiones no menores, las que quedaran en suspenso. ¿Cómo enfrentará el lío, en que lo han metido sin querer queriendo?  La guillotina esta por caer.

España es el segundo país que tiene mayores capitales privados en Argentina, los que podrían verse desprotegidos si el desatino verbal continua in crescendo. Súmase a ello que sobre 800 mil ciudadanos españoles viven y trabajan en Argentina y más de 300.000 lo hacen en la península Ibérica.

Todo esto independiente de lo que trataron Milei y Garamendi, ya que nadie le tomó el peso a la convocatoria ultraderechista que sucedería a pocas horas, donde las fuerzas nacionalistas están creciendo en Europa, y con eco en las débiles democracias latinoamericanas.

“La soberbia nunca baja de donde sube, porque siempre cae de donde subió”. Quevedo el gran poeta español, nos enseña con premonición que no debemos copiar malos ejemplos. Sobre todo, cuando el fanatismo envuelve las mentes que, en el pasado, y actualmente en el presente han dejado al mundo en una estela de horror y terror.

Como es típico en estos encuentros mesiánicos, no podía estar ausente el delegado chileno, fiel representante del pinochetismo extremo, anhela un régimen totalitario, donde las libertades básicas del ser humano no sean consideradas como patrimonio universal. Para hacer y deshacer a su real antojo.

Kast, no trepidó en absoluto en seguir la conducta irreflexiva de su “camarada” allende los Andes. Profitó cuanto insulto pudo contra el presidente chileno Gabriel Boric, tratándolo de “travesti político” en suelo extranjero, ensuciando la conducta de respetar a la autoridad nacional, especialmente fuera del país.

Anticipando que sus dichos traerían secuela, por la virulencia manifestada, no importándole nada, su objetivo está claro: no pasar desapercibido ni morir en el intento. Lo peor, hasta sus connotados adherentes -unánimemente- lo repudiaron “por antipatriota”.

Debemos cuidar la democracia, entre todos y con todos, para no llorar después sobre la leche derramada, como fue en el pasado.