Oscuro panorama institucional

Por Miguel Ángel San Martín, desde Madrid

 

En mis últimos comentarios semanales me he centrado en una defensa del sistema democrático chileno.  El último de ellos lo titulé “Defender la democracia”, y varios lectores me consultaron sobre las razones que motivan mis preocupaciones. Ahora trataré de aportar algunos razonamientos que expliquen mi preocupación.

Debemos defender nuestra democracia chilena porque el sistema está en peligro debido a algunas situaciones vividas en Instituciones que deben ser garantes de la buena salud de la Democracia. Por ejemplo, el Ejército, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad Nacional, u otras relacionadas con la jurisprudencia.

En el Ejército se ha vivido una situación desagradable producto de la muerte del conscripto Franco Vargas, mientras cumplía su Servicio Militar en Putre (Región de Arica y Parinacota). Declaraciones públicas poco claras, incluso contradictorias, emanadas de autoridades militares, provocaron que el Comandante en Jefe de la Institución, General Javier Iturriaga, propusiera el llamado a retiro del General Rubén Castillo, Jefe de la Sexta División, y descabezara algunas unidades.

Como la situación alcanzó niveles críticos, surgieron presiones desde La Moneda y desde el Congreso para que se aclararan los hechos, denunciando además malos manejos institucionales con versiones que conducen a la duda sobre lo que ha sido verdad o mentira.  Y han sido tan fuertes estas presiones que, incluso, se llegó a cuestionar la continuidad del Comandante en Jefe militar.

En Carabineros, el General Director de la Institución, Ricardo Yáñez, estuvo a punto de ser dado de baja abruptamente, investigado por ”apremios  ilegítimos” producidos durante el “Estallido Social”.  El brutal asesinato de tres carabineros en la Macro Zona Sur, que ha levantado nuevas sospechas para la Institución, ha paralizado momentáneamente la adopción de medidas correctoras de alta significación. Sin embargo, la formalización judicial del General Director, que podría producirse en octubre próximo, provocaría automáticamente su llamada a retiro.

En la Policía de Investigaciones, la situación es también compleja. En marzo, el Director de la PDI, Sergio Muñoz, fue destituido por entregar información reservada al abogado Luis Hermosilla, quien es investigado justamente por haber confesado en audios varios hechos irregulares que afectan a la institucionalidad política del país.  Sergio Muñoz estuvo más de mes y medio en prisión preventiva por “violación de secreto”.  El nuevo Director, Eduardo Cerna, realizó importantes cambios en el alto mando y enfrenta una compleja investigación por el secuestro y homicidio del teniente venezolano en retiro Ronald Ojeda, entre otros casos delictuales también importantes.

Todos estos hechos, rápidamente resumidos, nos dan motivos para advertir que la Democracia está en peligro.

He señalado sólo estas instituciones, pero también hay aspectos relacionados con la Justicia y con el Parlamento, que aumentan las sospechas. Chile no puede ni debe mantenerse en una inestabilidad institucional de este calibre. Los organismos relacionados con la defensa nacional y con la seguridad interna no pueden desarrollar sus respectivos trabajos bajo tanta presión. Es imperativa la tranquilidad institucional para poder desarrollar las políticas públicas relacionadas con estos temas tan relevantes.

Por estas y otras muchas razones, la ciudadanía debe estar atenta a lo que ocurre en nuestro país. Y debe exigirle al sector político que, además de moderar el lenguaje, avance en legislar sobre estos temas de alto relieve social. Que el Parlamento se dedique a atender las grandes necesidades de la población y deje de lado las peleas verbales que no son más que anécdotas distractivas.

A la vez, que los jueces apliquen la ley con todo rigor ante la avalancha de mentiras que se esparcen a través de los medios de comunicación y redes sociales. No es admisible que Chile conviva con una realidad ficticia que se ha ido formando interesadamente por sectores inescrupulosos y minoritarios.

En consecuencia, reitero con rotundidad que debemos defender nuestra Democracia, que es la única garante de una convivencia en paz y en progreso.