Responsabilidad general

Por Miguel Ángel San Martín, desde Madrid

 

El pasado sábado 6 informábamos de que la periodista Alejandra Rodríguez, propietaria de un negocio de repuestos de moto en calle Arturo Prat casi esquina de Yerbas Buenas, en Chillán, resultó con lesiones, al ser asaltada por un individuo que portaba una pistola, La periodista, que se resistió, fue golpeada en la cabeza, lo cual obligó a su traslado a urgencias del Centro de Salud Violeta Parra de la capital regional de Ñuble.

Este hecho me recordó lo que me ocurrió en julio de 2017, frente a mi domicilio particular, en calle Rosas, también de Chillán. Fue el primer “portonazo” que se registraba en Chillán. En mi caso, fueron dos individuos que se movilizaban en un auto Mercedes Benz, blanco, que me amenazaron con sendas pistolas y se llevaron mi coche, un Peugeot 307.

En mi caso, gracias a una rápida e increíble masificación de mis mensajes a través de las redes sociales, pude recuperar mi vehículo 48 horas después. Fue la Presidenta de la Junta de Vecinos de la Población Enrique Knotte, de Chillán Viejo, la que me llamó por teléfono y me dijo “Don Miguel Ángel, le tenemos su auto”.

Podría seguir dando ejemplos, porque hay muchos en todo el país, más graves y traumáticos. La violencia delictual viene en aumento en Chile, en una escalada que aparenta ser imparable. Tras esa primera conclusión, saco otra que se refiere a la participación ciudadana: si nos unimos en la denuncia y la acción, entre todos podemos parar esta delincuencia. Y debemos hacerlo sin miedo, con decisión e inteligencia, porque tampoco se trata de dejarse avasallar.

La seguridad es uno de los principales hitos que necesita una sociedad para fortalecer el Estado del Bienestar. Vivir más seguros es vivir mejor, alcanzar mayores niveles de felicidad y alcanzar una mejor formación social. Por lo tanto, entre todos debemos actuar.

Si conseguimos utilizar las redes sociales adecuadamente, en la mejor forma posible, nuestras denuncias y alertas serán respondidas con mayor rapidez y eficacia por nuestros vecinos. Si nos unimos en los barrios, podremos enfrentar con firmeza a los delincuentes. Hay muchas maneras de hacerlo, desde los grupos de autodefensa mediante comunicación a través de las nuevas tecnologías, hasta la prevención con medios técnicos modernos, como las cámaras de seguridad.  También se puede instalar “chicharras” en los barrios para que todos seamos puestos en alerta ante cualquier anormalidad y corramos a prestar ayuda a quien sea víctima de la acción de los delincuentes.

Por su parte, debemos vincularnos con las policías para coordinarnos y conseguir que los indeseables sean detenidos. Justamente, los cuerpos policiales están desarrollando planes de actuación preventiva en los barrios de cada ciudad, y necesitan la participación de la gente.

Desde las autoridades gubernamentales se despliegan recursos para dotar de mayor contingente humano a los cuerpos de policía y seguridad, a la vez que se adquiere el más moderno equipamiento. Además, se abren espacios para el intercambio de ideas con los vecinos y se establecen programas de actuación adecuados para enfrentar la acción de las bandas de delincuentes.

El Parlamento debe estudiar la legislación actual, adaptarla y endurecerla con todas sus consecuencias. La actividad parlamentaria debe ser constante y dinámica en cuanto a la aprobación de leyes que sean más fuertes y que sancionen ejemplarmente a quienes cometan delitos.

Finalmente, y a tenor de lo expresado con anterioridad, la acción de los Tribunales de Justicia debe ser clara, contundente y ejemplar para que la delincuencia reciba el castigo que se merezca. No debemos olvidar aquella frase que utilizaron muchos políticos relacionada con la “puerta giratoria”. Todavía persiste y por ahí está el “palito en la rueda” que nos impide avanzar con mayor fuerza. Se hace necesario que los delincuentes sientan que están siendo reprimidos por un sistema judicial que les presiona y que no admite tanta barbaridad.

En definitiva, la seguridad es necesaria para el desarrollo del conjunto de la sociedad. Por lo tanto, es una tarea de todos, es una responsabilidad general.