Editorial: Ecuador notifica al mundo que el asilo contra la opresión no va más

La irrupción de fuerzas policiales del gobierno de Ecuador a la embajada de México en Quito es, de acuerdo a la Convención de Viena, una invasión a territorio soberano de un país que forma parte de la comunidad internacional. En la legación azteca se encontraba desde diciembre el exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas, quien fue secuestrado y trasladado a dependencias del Estado.

El hecho es de la máxima gravedad por la vulneración de dicha Convención (1961), que protege con inmunidad a las legaciones y a las personas extranjeras que se desempeñan en ellas.

El Presidente, Daniel Noboa, recién asumido para completar el periodo de Guillermo Laso, rompió con la ley internacional. Es más, Ecuador es uno de los 81 firmantes de la Convención de Viena, que forjó la inviolabilidad de un territorio soberano, como se considera a las embajadas y consulados.

Su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, tras el acto rompió relaciones con Ecuador y dijo que «Se trata de una violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México, por lo cual le he instruido a nuestra canciller que emita un comunicado sobre este hecho autoritario, proceda de manera legal y de inmediato declare la suspensión de relaciones diplomáticas con el gobierno de Ecuador».

Chile tardó 12 horas en condenar el hecho. La Cancillería y el Presidente de la República expresaron su repudio al accionar del Presidente Noboa, tal como lo hizo la OEA y varios gobiernos Latinoamericanos. Incluso Nicaragua se sumó a México y rompió relaciones con Quito.

Boric expresó: «Toda nuestra solidaridad con México ante la inaceptable violación de su soberanía mediante la irrupción de la policía ecuatoriana en la embajada de México en Quito».

Hasta ahí se trata de una primera reacción, pero no debería ser la única. Chile y otros países deben aislar a Noboa de inmediato, retirando a sus embajadores momentáneamente hasta que no se reestablezca el derecho internacional. Ecuador debe restituir a Jorge Glas bajo el alero mexicano y comenzar pidiendo disculpas al encargado de la embajada en ese minuto, Roberto Canseco, por las vejaciones que fue objeto.

Chile debe reaccionar con más fuerza para que nuestro himno se entone con sentido…»O el asilo contra la opresión».