Seguimos dando vueltas sin resolver el problema.
El meollo de este asunto es que las fuerzas de carabineros “normales”, (policía de proximidad) que son diseñadas, entrenadas y equipadas para labores policiales anti-delincuencia, requieren ser numerosas y funcionan desde la “cercanía, confianza y conocimiento mutuo” con la ciudadanía. Su empleo en situaciones excepcionales de violencia y enfrentamiento contra saqueadores, turbas violentas o destructivas o bandas de criminales organizados, conspiran contra su identidad y actitud educadora, controladora y de protección ciudadana y las alejan de su misión principal
Una alternativa es la concurrencia -previo proceso de declaración de Estado de Emergencia Constitucional- de fuerzas militares armadas, adoctrinadas y entrenadas para el combate con fuerzas militares regulares.
Su empleo contra grupos civiles, agresivos y violentos siempre parecerá desproporcionado y su presencia desde la inactividad e impotencia, las hará perder el respeto de sus oponentes y eliminar el efecto disuasivo.
En breve, la potencia de combate de Carabineros es insuficiente y la de las FFAA es considerada excesiva.
Esta disyuntiva ha sido enfrentada en España con las Unidades de Intervención Policial, en Alemania con la Policía Federal y en Francia con las Compagnies Républicaines de Sécurité.
Son órganos móviles de seguridad pública encuadrados en la Policía Nacional y actúan bajo el mando operativo del Ministerio del Interior cuando el mando político estima que el manejo de una situación requiere un control más cercano y el empleo de unidades con capacidades especiales, entrenadas en las técnicas del caso.
Su principal objetivo es la actuación en episodios graves de alteración de la seguridad ciudadana debido a concentraciones, manifestaciones y otros eventos públicos, como espectáculos masivos, deportivos, accidentes y catástrofes. Lanzamientos y recuperación de “tomas”. Notificaciones a grupos peligrosos y otras actuaciones judiciales. Protección de edificios gubernamentales, embajadas, tribunales, rescate de rehenes, antiterrorismo, motines carcelarios y protección de objetivos de importancia crítica.
El Ministerio del Interior mantiene siempre un porcentaje variable de estas unidades en reserva listas para enfrentar situaciones inesperadas.
En Chile se necesitarían aproximadamente 1800 personas organizadas en tres grupos dotados de alta movilidad (Santiago, Valparaíso, Concepción).
Las FFAA actúan en situaciones de crisis mayores, equivalentes a los Estados de Excepción Constitucional que tenemos en Chile y siempre desde su condición de fuerzas de combate o en configuraciones de apoyo a organismos de control de emergencias no violentas.