Mentiras y Verdades

Javier Milei aplicó una devaluación del peso respecto al dólar del 118% apenas tomó el gobierno, lo que hizo a los argentinos más pobres. Se quejaban del 12% aplicado por el gobierno de Alberto Fernández. Anoche la gente salió a cacerolear en todo Buenos Aires por el paquetazo de 350 medidas que, vía decreto, pretende imponer el libertario. Algunas necesitan ley, pero otras no y la gente comenzó a sentir el cambio de mano.

Milei es un economista ultra liberal. Anunció la privatización de todas las empresas del Estado, transformándolas en sociedades anónimas para luego vender las acciones. Eso se parece al capitalismo popular aplicado en Chile en los años 80, donde se convenció a los trabajadores el pago de sus indemnizaciones con acciones de las empresas en que trabajaban.

Entre otras medidas anunciadas está la eliminación de todo tipo de fiscalización de empresas y comercio, y la eliminación de restricciones impositivas a las exportaciones. Antes, un productor de carne no podía exportar con márgenes de un 70%, que era lo que el Estado ponía como arancel. Ahora ello no existe y los argentinos  no tendrán cómo pagar el kilo de asado, que es sagrado en su dieta.

Su discurso, que duró 15 minutos, diez de ellos los dedicó a atacar con un falso diagnóstico a 100 años de políticos en Argentina.

También dijo algunas mentiras: «Un país que iba camino a estrellarse con una inflación anual del 15 mil por ciento». «Nuestro país, que a principio del siglo 20 era la primera potencia mundial». Son dos mentiras que Milei propaga por doquier y la comprobación está en los libros de historia.

Otra: «Esa doctrina que algunos podrían llamar izquierda, socialismo, fascismo, comunismo y que a nosotros nos gusta catalogar como colectivismo, es una forma que diluye al individuo en favor del poder del Estado, es el fundamento básico del poder de la casta».

Luego se desligó de los políticos: «No solo no son Dios, sino que son la causa de nuestros problemas, porque durante décadas han defendido estas ideas empobrecedoras, mientras ellos se hacían cada vez más ricos».

Algunas verdades: «Lo que debe entenderse es que el problema es el déficit. La utilización de la deuda como mecanismo continuo de financiamiento del déficit y el inevitable default, lo que produce es el incremento del riesgo país, el alza de la tasa de interés, la caída en la inversión y, finalmente, salarios reales miserables». Esta es una verdad teórica para un país desarrollado. Incluso para Chile, que ha sido puesto entre las mejores siete economías de 34 de la OCDE, pero los salarios reales siguen siendo para la mitad de las y los chilenos, «miserables», por lo que no calza la teoría, cuando la remuneración queda al libre mercado.

«Los argentinos de bien», frase que se emparenta a los «verdaderos chilenos», es otra de las provocaciones que Milei dijo anoche, y que repite en cada alocución. Nada de grandeza en sus discursos, solo odio a «la casta», a la mitad de su gabinete lo llamaba así hasta hace un mes.

El decreto llamado DNU, es decir de necesidad y urgencia, debe ser validado por una comisión bicameral del Congreso, donde Milei está lejos de tener mayoría. Será el peronismo y los radicales quienes tienen ahora la mano.