A diferencia de las AFP, las Isapres no son un fondo. En estas aseguradoras el que no paga un mes es dado de baja del sistema, por lo que la recaudación está asegurada y todos los años, desde que existen, tienen utilidades. Desde 1990 han obtenido, en conjunto, U.S.$1.495 millones. Sólo el primer semestre de 2023 llevan embolsándose U.S.$9,6 millones.
El sistema, a diferencia de las AFP no es de capitalización individual, pero las Isapres tienen la estrategia de todos los seguros: que pagues y nunca te enfermes, que pagues y que nunca tengas un siniestro, en el caso de una propiedad o de un vehículo.
Hoy son siete las Isapres que operan en el mercado de modo abierto, seis de las cuales están agrupadas en el gremio de la Asociación: Banmédica, Vida Tres, Colmena, Nueva más Vida, Consalud y Cruz Blanca. A ellos debemos agregar tres que operan de modo cerrado, a grupos de trabajadores. Aparte está la Isapre Esencial, asociada a la Clínica Alemana, que no pertenece a la entidad gremial.
Estas instituciones ganaron los últimos 3 años más de 12 mil millones de pesos y hoy ruegan al gobierno para que les permita subir el costo de los planes para que, con esa diferencia, puedan cumplir los fallos de la Corte Suprema. Es decir, que los usuarios paguen más para reembolsarles a ellos mismos las platas obtenidas ilegalmente.
Lo que ha sucedido con este gremio es que actúa coludido. Entre las 6 compañías la situación es distinta. Hay 3 Isapres (Colmena, Consalud y Cruz Blanca) las que deben el 65% de la deuda que demandan las clínicas, que en total suma 507 mil millones de pesos. Pero varias de estas entidades tienen intereses cruzados en clínicas, compañías de seguros y centros médicos, pese a que las Isapres son de giro único.
Acá se aprecia el intrincado tejido que hace que una quiebra de las Isapres no afecte a todas ni a todo el mercado, pero la estrategia de la Asociación es generar pánico. El año 2022 casi el 10% de los cotizantes abandonaron el sistema, es como la mitad de una de las grandes compañías y el sistema siguió operando.
Si apareciese una nueva Isapre sana, no podría existir sin clínicas ni centros médicos donde tener cautivos a los usuarios, porque estamos hablando del negocio de la salud, no del derecho a la salud.
Las Isapres no hicieron caso y siguen dilatando el cumplimiento de fallos del Tribunal Constitucional y la Corte Suprema, porque los márgenes son cada vez más estrechos y regulados. Tal vez sea la hora de terminar con las aseguradoras y sincerar un sistema que está estrujando a los usuarios y sin hacer ninguna propuesta de cómo salir el embrollo que, claro, no sea sin pagar los 1.400 millones de dólares que deben a los cotizantes.