¿Quién gobierna Chile?

D.S. Graciado

No es una pregunta retórica. Porque no hay que ser muy avezado para darse cuenta que los circuitos de comunicación política están apagados. Los equipos no son tales, sino que se pelean a muerte entre ellos, a diestra y siniestra. O sea, en la derecha y en el oficialismo. Y el país, bien, gracias. Con piloto automático o en manos de corporaciones privadas. Empresas u ONG,s.

Lo más evidente es que sin ser un régimen político parlamentario, los honorables pujan más que jeques árabes a la hora de las apuestas legislativas. Unos se suman y otros se restan, al mismo tiempo, en los acuerdos legislativos. Transversalmente, en el oficialismo y en la oposición. Por lo tanto, a las mayorías parlamentarias precarias – los partidos socialmente representan bien poco-, hay que sumar el humor o talante de diputados y senadores, todos articulados en versión pasional del te lo dije, te lo advertí, no me escuchas, no haces caso, no estamos dispuestos, no desean poner por delante el interés del país, y un sinfín de reproches. Más propios de un tribunal de familia resolviendo pensiones de alimentos. Lo que por cierto tienen bastante más sentido que sus alegatos.

El Gobierno, a su vez, se hace el cucho, catea la laucha y cambia de versión en horas p.m. lo que había resuelto en horas a.m. Nadie tiene muy claro para qué sirven o si se escuchan (u oyen) los argumentos en las reuniones de gabinete. Menos en las comisiones interministeriales, o comités de asesores. Porque acuerdos no generan. De ahí la enérgica vaguedad de la ministra vocera. Lo más probable es que haya dos o más cenáculos o (de la antigua cocina concertacionista) donde de verdad se tomen los acuerdos.

Una, seguramente, tendrán los socialistas que son mayoría larga en el gobierno, pero que rehúsan sancionar a Fidel Espinoza por las barbaridades que dice de su “aliado” Giorgio Jackson y de RD, mientras su presidenta Vodanovic hace malabares con su flema. En esa se acordarán posiblemente las vigas coyunturales del gobierno y los negocios gruesos que se trae entre manos el mundo PS, sobre todo en minería y el litio. Ese negocito lo tienen ya aceitado con SQM. Sí, la misma de siempre, y con el gentil auspicio de la corriente tercerista del PS y el subsecretario (PS en algún momento), más Enap y algunos ex ministros PS y actuales lobistas, reciclados agentes de mercado.

Otra cocina será la del FA, hasta ahora ciego, sordo y mudo en materia culinaria. Otra, con conexiones tensas será del PC, cocina con platos añejos y cocineros que se niegan a hacer un refresh generacional y doctrinario en serio. Ese partido sigue mirando el cielo a ver si alguna estrella roja le ilumina el camino, pero entre su ceguera y el anticomunismo enfermizo del ultra conservadorismo nacional, que no es solo de derecha sino también de centroizquierda, no atina a dar con la puerta de entrada al siglo XXI.

Nadie sabe si alguien invita al presidente Boric a algunos de esos aquelarres gastronómico -doctrinarios. Pero a él parece no importarle mucho en su infinita capacidad de abstraerse de la realidad, y solo enfocarse en sus obsesiones. Una de las cuales son los discursos y lamentablemente no el gobierno.

La derecha es un mito aparte. Todos pugnan por no dejarse llevar por el bukelelismo republicano, pero actúan claramente bajo el sino del vasallaje frente a ese movimiento, cuya caballería nocturna se parece mucho al team Patriota. ¿Le extrañaría que alguien de ese sector pudiera estar ligado a la epidemia de robos de laptop y cajas fuertes en reparticiones públicas? Creo que poco o nada.

Y a propósito de esto último, el avezado jefe actual del Ministerio Público ha avanzado a paso raudo en casi la mitad de las regiones del país pidiendo como siempre, 120 días o 4 meses de tiempo para investigar los hechos y posiblemente no llegar a nada. Pero no ha aclarado si va a investigar por qué en las cajas fuertes robadas (por ejemplo en el MIDESO del calvo ministro Jackson) habría contratos y boletas de garantía , cosa que es más anómala que entrar a las 12 de la noche a sacar cosas de un ministerio o pistolas de una repartición del Ejército de Chile. Juan Verdejo pregunta “chih¡, y entonceh, ¿en qué queó la infraestructura crítica? ¿Qué eh esa g…. ah?