El exjefe de gobierno de la extinta República Democrática de Alemania (RDA), el izquierdista Hans Modrow, murió la madrugada de este sábado.
La información fue confirmada por un portavoz del partido La Izquierda. El pasado 27 de enero, el político, conocido como el «Gorbachov de la RDA” por su rol en el período de transición, había cumplido 95 años.
Entre noviembre de 1989 y abril de 1990, Modrow fue el último presidente socialista del Consejo de Ministros de la RDA, tras ascender en el Politburó una vez oficializada la dimisión de Erich Honecker. «El desarrollo pacífico del proceso que llevó a la reunificación de Alemania es mérito suyo», dijo La Izquierda en un comunicado firmado por el copresidente del partido Dietmar Barsch y su antecesor Gregor Gysi.
Modrow nació el 27 de enero de 1928 en Jasenitz, en la entonces Prusia Oriental que hoy forma parte del territorio polaco. Al final de la Segunda Guerra Mundial fue hecho prisionero por las fuerzas soviéticas y entró en un campo de reeducación. Hasta el año pasado, el dirigente participó de forma activa en la política de su partido al encabezar el Consejo de Ancianos de La Izquierda.
Modrow luchó hasta sus últimos días para reivindicar la RDA. En los ochenta fue visto como un rostro alternativo a la vieja dirigencia del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED, por sus siglas en alemán), dado su respaldo a la Glasnot impulsada por el líder soviético Mijail Gorbachov. Al convertirse en jefe de gobierno de la RDA, y teniendo a Gregor Gysi en la vicepresidencia, pudo moderar la transición a una Alemania unificada en democracia.
A mediados de abril de 1990 entregó sus responsabilidades gubernamentales al presidente de la Unión Cristianodemócrata de la RDA, Lothar de Maizière, vencedor en las primeras elecciones democráticas en Alemania Oriental. Luego, fue miembro de la Cámara Popular para después ocupar un asiento en el Bundestag durante varios años, e incluso representó a su partido en el Parlamento Europeo durante 5 años, hasta 2004.
Dentro de La Izquierda, Modrow tuvo posiciones críticas ante el partido que, según él, estaba cada vez más en manos de la parte occidental de Alemania.