“Uniendo esfuerzos para alcanzar las metas de las NDC a través de los bosques” se denominó el panel organizado por Conaf en el pabellón Chile de la cumbre climática COP27, que se desarrolla en la ciudad egipcia de Sharm el-Sheikh.
La actividad contó con la participación de Gabriela Soto, jefa del Departamento de Cambio Climático y Servicios Ambientales de Conaf, quien informó sobre las metas sectoriales asociadas al ámbito forestal que se incluyen en los compromisos nacionalmente determinados (NDC) de Chile en el marco del Acuerdo de París. Explicó, además, la estrategia nacional del programa ONU- REDD, y las fuentes de financiamiento existentes para restauración, tanto fondos incondicionales, como el propio presupuesto de Conaf e incentivos y programas de fomento, como los condicionales e internacionales.
En la misma línea, Ricardo Bosshard, director de WWF Chile, se refirió a la ambiciosa meta de restaurar un millón de hectáreas de paisajes al 2030, como el país lo comprometió en su NDC, que en la evaluación de WWF está cerca de ser satisfactoria. “Alcanzar la meta de restauración será una tarea titánica, pero es clave para la acción climática de Chile, tanto en mitigación como adaptación. Es una buena meta que no debiera ser reducida, porque no solo necesitamos fijación de carbono, sino que también los servicios ambientales asociados. Lo preocupante es que si nos atenemos a los datos, casi el 50% de los compromisos climáticos del país dependen de los bosques, pero el ritmo de restauración actual está muy lejos de lo que necesitamos, estimándose que en la última década apenas se han restaurado unas 25 mil hectáreas a nivel nacional”, señaló Bosshard.
De este modo, enfatizó que es necesario contar con un mapa de la restauración a nivel nacional y así poder cuantificar el costo que tendrá alcanzar esta meta, ya que no existe una estimación conocida o aceptada ampliamente, sobre todo por la gran diversidad de paisajes que tiene Chile. “También necesitamos con urgencia más y nuevos mecanismos públicos para apalancar financiamiento, así como pilotear proyectos bancables y planes de negocios que permitan acceder también a fondos que hasta ahora no hemos profundizado. Esto, dado que si nos enfocamos solo en filantropía y recursos gubernamentales, nunca alcanzaremos lo que Chile, su naturaleza y sus personas hoy demandan con urgencia”, agregó.
“Finalmente, llamamos a continuar con la mesa de trabajo sobre restauración e implementar el Plan Nacional de Restauración que pronto será lanzado, para incrementar a la brevedad posible el número anual de hectáreas restauradas. Además, es necesario alcanzar un gran acuerdo nacional para la restauración en Chile, que aborde este tema con una mirada transversal y con criterios de equidad territorial y transición justa. Porque no es solo un problema de Conaf, el Minagri o el Ministerio del Medio Ambiente; también requiere de Hacienda, de Bienes Nacionales, de Obras Públicas e incluso de Educación”, puntualizó Bosshard.
El “milagro” costarricense
Durante el evento se pudieron conocer, además, las experiencias en torno al bosque y la restauración de Perú y Costa Rica. Este último país, según explicó Jorge Rodríguez Zúñiga, del Fondo Nacional de Financiamiento Forestal, hasta los años ochenta era un “campeón” en pérdida de bosques, deforestando anualmente entre 1.5% y 1.7% de su territorio nacional. Así, se proyectaba que al año 2000 probablemente no quedarían bosques en Costa Rica.
Sin embargo, políticas públicas e incentivos lograron revertir este panorama, aumentando su cobertura forestal de 25% en los 70 a un 57.1% según los últimos informes oficiales. Es decir, Costa Rica logró en 40 años duplicar su superficie de bosques, al tiempo que su Producto Interno Bruto ha seguido creciendo.
Clave en esto ha sido el pago por servicios ambientales y la aplicación de un impuesto a los combustibles fósiles desde 1995, que convirtió a Costa Rica en el primer país del mundo en gravar este tipo de combustibles para financiar la forestación.