Una clase de ética y economía de mercado

No hay otra manera de calificar los conceptos emitidos por Jeannette von Wolfersdorff, directora del Observatorio Fiscal, una ONG chilena dedicada al análisis de las políticas públicas. En apenas 20 líneas de su entrevista a la Revista YA de El Mercurio, este martes, definió la esencia de una economía social de mercado.

Preguntada sobre el porqué del título «Capitalismo» de su primer libro dijo lo siguiente: “Yo soy procapitalista (… y de) los mercados que agregan valor para la sociedad y funcionan gracias a la iniciativa privada e inversiones que financian las innovaciones. El malestar con el capitalismo tiene que ver con su desnaturalización: mercados que van perdiendo ‘mercados’ y que no crean un valor adecuado para la sociedad, mientras si dañan al planeta. Esta característica extractiva se cuestiona y, a veces, se confunde con el capitalismo y los mercados per se. Lo importante es ajustar regulaciones para mantener el mercado competitivo y hacerlo sostenible».

Y más adelante agregó: “El éxito del capitalismo se basa en dos conceptos que han llevado a la evolución misma del ser humano: competencia y cooperación. Es un desafío cuidar ambos conceptos e identificar incentivos para ello, porque hay algo que lo complejiza: el poder y el dinero. Ambos tienen efectos en el cerebro que dificultan la cooperación, mientras que a la vez facilitan las concentraciones y una reducción de la competencia. Lo veo como un desafío neurocientífico del capitalismo”.

¿Le suena a crítica del modelo económico chileno? Para nada, Solo es un esbozo magistral del esqueleto ético de una economía capitalista que también pone el foco en las personas y no solo en las utilidades. Una decente, en la cual los poderes económicos no abusan ni humillan a los ciudadanos.