Fútbol digital o fútbol de los potreros

Igual a los partidos que mi sobrino juega con sus amigos en un televisor fue el Chile-Corea, que terminó dos a cero a favor de los asiáticos. Fútbol total de una máquina a velocidad digital, la coreana, y un Chile como suma de jugadores esforzándose por contenerla. Con suerte, gracias Brereton, Chile podría haber empatado a 1. Con más de técnica, Corea podría haber ganado 5-0.

No será extraño que el día que los asiáticos puedan aplicar su velocidad y la potencia física de conjunto, enjambre de mosquitos, a un dominio técnico, serán campeones del mundo. A ellos poco les importa eso, pues lo suyo es siempre un regocijo nacional. Si lo logran -por algo Corea del Sur pasó de campesinos a diseñadores tecnológicos- lo transformarán en un nuevo poder reputacional de su país. Será un K-Pop del futbol. Solo llevan 20 años en esto.

Chile en cambio, es una llanura eterna de quejas y corrupción, con uno que otro talento histórico. Con una competencia  formada por puras pymes a las que solo les interesa comprar barato y vender caro. Es lo que dejó la transformación de los clubes de fútbol en sociedades anónimas, durante el gobierno de Ricardo Lagos. Hoy en él, estoy convencida, no manda la práctica profesional del deporte. Mandan las burocracias que representan el interés de los dueños, o sea ganar plata; manda la asociación gremial de los árbitros o las casas de apuestas, y posiblemente las mafias que arreglan los partidos.

Los futbolistas son, como todo el deporte en Chile, profesional o aficionado, un componente de comentarios, sobre la explosión individual de talento de un individuo. No hay políticas de desarrollo, no hay inversiones, ni proyectos deportivos. Solo bucles de publicidad. En el futbol es lo que ha ocurrido con la Generación Dorada, o se demuestra en que la U de Chile aún no tenga estadio propio, o el escándalo Castrilli y la huelga de árbitros.

Yo soy lengua larga, en realidad una monja muy al toque de “la peor de todas”, y ya me llevé el castigo de silencio varios años. Pero ahora que empieza la era  de Eduardo Berizzo como entrenador de la selección de fútbol, vuelvo a levantar la voz. Me atrevería a preguntar si será un proyecto de búsqueda de talentos para formar un equipo o volveremos suave, al pago de favores. Transparencia. ¿Qué hace el Tuto De Paul o Gary Medel en un equipo para el futuro? Espero que no respondan que es la mezcla de juventud y experiencia y no una vuelta de mano a algún representante. Sería demasiado obvio.