Adicción, Irritabilidad, insomnio y cefaleas: el impacto de las bebidas energéticas en jóvenes y adolescentes.

El exceso de consumo puedo provocar graves consecuencias para la salud de los adolescentes.

Envasado con colores llamativos, al primer sorbo – un toque de dulzura en tu paladar  y un precio accesible, estamos hablando de las bebidas energéticas. Las razones expuestas anteriormente y junto a una buena campaña publicitaria, han conseguido que este tipo de bebidas sean muy populares entre jóvenes y adolescentes.

El problema es que su consumo produce un daño cerebral y metabólico, sus componentes contienen cafeína que hace que aumente la presión arterial y puede producir taquicardias.

Un estudio publicado por la revista de ciencia, Nature, hizo una comparación de la presión arterial sistólica y diastólica en niños y adolescentes sanos, antes y después de consumir una dosis de bebida energética. Los resultaron arrojaron un aumento significativo de la presión arterial.

En 2022, la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (Conadecus) realizo un estudio para demostrar cuanto había crecido el consumo de este tipo de bebidas entre las personas de 14 y 30 años, durante el período 2010 a 2020. Los resultados arrojaron que el consumo de las personas de este rango etario aumento 9 veces en 10 años, pasando de 0.4 a 3.6 litros por persona.

Pero no es un problema actual, el año 2015 el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (SENDA) alertaba porque el 24,7% de la población estudiantil había consumido bebidas energéticas al menos una vez el último año, asimismo, el consumo más alto era en hombres y en los colegios particulares pagados.

Caroline Yans, directora de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Santo Tomas, dice que “Esto se debe a que la industria para aumentar las ventas de estos productos ha generado la creencia en que el consumo de estas bebidas mejora el rendimiento, en todo sentido, tanto físico, como mental y académico”

Asimismo, explica la problemática de esta bebida a nivel nacional “en Chile no está regulado su consumo en menores de 18 años y el marketing apunta a la “energía” que entrega”.

“Esta característica que se cree beneficiosa afecta tanto a los adolescentes como también jóvenes universitarios, ya que el efecto estimulante dura sólo un par de horas, luego de eso viene un cansancio mayor, trastornos del sueño, ansiedad, entre otros, llegando incluso a aumentar los síntomas depresivos” cierra la experta.

El aumento en el consumo de bebidas energéticas, es un problema nacional e internacional, volviéndose un problema para salud pública de las naciones, especialmente en los más jóvenes. Estas bebidas publicitadas como potenciadores de energía, son más bien dañinas, la evidencia científica respalda que el riesgo supera a su beneficio.

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