Al hablar de emancipación de la mujer y fundamentos del feminismo, es imposible no enfocar la figura intelectual de Simone de Beauvoir en la lucha de las mujeres por su libertad y autodeterminación sexual. Musa de Jean Paul Sartre toda la vida, en realidad nunca fue su compañera sexual permanente, aunque todo el mundo los consideró pareja. Su relación fue abierta y principalmente de orden intelectual, en la que resaltó la independencia de Beauvoir, escritora, filósofa y feminista, nacida en el seno de una familia acomodada en París en 1908 y fallecida en 1986.
La Grande Sartreusse como era denominada en los círculos intelectuales franceses por su relación con Sartre, no produjo nada notable mientras fue la número 2 del existencialismo. Ello cambió con la publicación de su primer libro “El Segundo Sexo”. En la primavera de 1947 salió de Francia hacia Norteamérica para conferencias, y en su estadía en Chicago conoció al escritor Nelson Algreen, quien le sirvió de guía en los Estados Unidos profundo. Se hicieron amantes, y ella admitió más tarde que con él logró su primer orgasmo completo a la edad de 39 años y aprendió hasta qué punto puede ser apasionado el amor de un hombre y una mujer.
«El Segundo Sexo», publicado en 1949, es un ensayo en el que analiza la situación de la mujer en la sociedad y critica la opresión que sufren en todos los ámbitos de la vida. Le llevó cuatro años escribirlo, y en él, De Beauvoir popularizó la idea de que «no se nace mujer, se llega a serlo», argumentando que el género es una construcción social y cultural. Es dable recordar que en la vida sentimental de De Beauvoir hubo hombres y mujeres, y ella abogó por una plena libertad en los temas de sexo.
Simone De Beauvoir se basó en su propia experiencia para escribir su libro. Este se divide dos partes: la primera Los Hechos y los Mitos es una historia general de la mujer, donde la analiza desde el punto de vista biológico, psicoanalítico e histórico. La segunda, La Experiencia Vivida, centra el relato en las etapas biológicas y en el amor, el sexo, el matrimonio, las relaciones lésbicas, para lo cual recurre a la galería de todos sus amigos y conocidos, entre los que están Lévi-Strauss y Jacques Lacan, es decir antropología y psicoanálisis juntas.
Como siempre ocurre con los planteamientos rupturistas, mereció también críticas negativas, pero la mayoría de ellas coincidieron en que De Beauvoir había acertado en identificar una libertad identitaria que otras mujeres empezaban a comprender en ese momento, y al hacerlo “había dado voz a toda una generación de mujeres”, como sostuvo la biógrafa Deidre Bair.
Escritora y filósofa, De Beauvoir también fue gran activista política, participando en diversos movimientos sociales a lo largo de su vida, que incluyeron una férrea oposición a la guerra de Argelia y a la intervención norteamericana en Viet Nam. Tal como señaló Brendan Gill en una columna en el periódico norteamericano de New Yorker, al momento de aparecer “El Segundo Sexo” con el libro de Simone De Beauvoir “Se acabaron las Evas”.