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El futuro de la ISS es más que incierto, y los únicos que parecen poder ganar son los chinos, que solo pocos días atrás lanzaron Wentian, segundo módulo de la estación espacial Tiangong.
Rusia anunció su «irrevocable decisión» de abandonar la colaboración en la Estación Espacial Internacional (ISS, sigla en inglés) a partir de 2024.
La NASA se mostró sorprendida, «no llegó aún una comunicación oficial», mientras millones de aficionados quedan con un gusto amargo en la boca pocos días después del entusiasmo y la esperanza por el espectacular paseo espacial de AstroSam, cuyo nombre es Samantha Cristoferetti, con el colega ruso Oleg Artemyev. El primer paseo de un astronauta europeo que parecía haber alejado el espectro del fin de la colaboración espacial entre Occidente y Rusia.
La información recogida por la agencia de noticias ANSA, se conoció tras el encuentro entre el presidente, Vladimir Putin, y el jefe de la Roscosmos, Yury Borisov. «Nos mantendremos fiel a nuestros compromisos, pero la decisión de abandonar la estación después del 2024 está tomada», afirmó el gobierno ruso.
En particular, Moscú garantizará las obligaciones suscritas con la NASA el 14 de julio pasado, que prevén tres vuelos con intercambio, a partir de aquel de la Crew Dragon postergado al 29 de septiembre y que incluye en la tripulación a la rusa Anna Kikina.
La ISS es ya considerada obsoleta: la jubilación verdadera sería en 2030, con la NASA comprometida en el proyecto de desarrollo de estaciones comerciales, entre ellos la Orbital Reef de Blue Origin.
Rusia había expresado sus propias dudas acerca de la extensión a esta fecha del proyecto, con el exjefe de Roscosmos, Dmitry Rogozin, que citó problemas de seguridad para las tripulaciones y costos muy elevados para las reparaciones a efectuar en los próximos seis años.
El Kremlin asegura que la decisión «fue tomada mucho tiempo atrás», nada que ver con la guerra en Ucrania. Se trataría solo de la imposibilidad de continuar con la ISS, mientras la industria aeroespacial rusa trabaja en la Russian Orbital Service Station (ROSS), que debería ser construida a partir de 2025 con el lanzamiento del primer módulo.
Pero fue el propio Rogozin el que amenazó el alto a la colaboración con Estados Unidos, evocando asimismo el riesgo de que la Estación precipite, a raíz de la ráfaga de sanciones occidentales contra Moscú por la agresión a Ucrania, que tomaron como blanco al propio Rogozin y las empresas rusas de punta en el sector.
«Fueron buenos socios, como lo son todos nuestros socios, y queremos continuar la colaboración para hacer funcionar la Estación Espacial», subrayó la NASA que corre el riesgo de ver «explotar» los propios proyectos.
Ahora que el futuro de la ISS es más que incierto, los únicos que parecen poder ganar son los chinos, que solo pocos días atrás lanzaron Wentian, segundo módulo de la estación espacial Tiangong.
El tercero y último. Mengtian, está programado para el lanzamiento el próximo octubre.