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    La ropa americana no es desecho sino que impulsa la economía

    Por Lisa Jepsen, CEO de Garson & Shaw

    Para muchas familias guatemaltecas, el comercio de ropa de segunda mano, a menudo denominado simplemente «ropa americana», significa mucho más que simplemente llegar a fin de mes. Es el comienzo de un medio de vida, una forma de vestir a los niños de manera asequible y un ejemplo de cómo las empresas locales prosperan incluso en condiciones difíciles. Lejos de ser el «basurero del norte», el dinámico mercado de ropa de segunda mano de Guatemala la convierte en líder de la economía circular.

    Guatemala importa aproximadamente 131 millones de kilogramos de ropa de segunda mano al año, y Estados Unidos suministra alrededor del 98 % de este total. Aunque los críticos suelen calificar este comercio como un vertedero de residuos, nuestro estudio, publicado esta semana, así como investigaciones anteriores que hemos realizado en Centroamérica, revelan de manera inequívoca lo contrario. La cantidad real de residuos textiles que llegan a través de los envíos de segunda mano es sorprendentemente baja: entre el 9,2 % y el 11,8 % del volumen total en los cuatro mercados más grandes de Guatemala, y se reduce aún más, hasta alrededor del 5 %, cuando la ropa se clasifica previamente.

    En lugar de generar residuos, el comercio de ropa de segunda mano en Guatemala conserva y reutiliza una parte mucho mayor de las importaciones. Esto impulsa la circularidad textil, las empresas y la creación de empleo en todas las etapas, desde las operaciones de clasificación a gran escala hasta los puestos de mercado, las ventas en los barrios y, cada vez más, las plataformas en línea y el comercio en las redes sociales. Estas prendas importadas son productos valiosos que generan empleo e ingresos en las múltiples etapas de clasificación, distribución y venta al por menor.

    El comercio de ropa de segunda mano en Guatemala reporta importantes beneficios socioeconómicos. Aproximadamente el 94,2 % de las personas que trabajan en este sector afirman que sus condiciones económicas familiares han mejorado gracias a su participación en él. Este comercio constituye un sustento económico esencial para miles de familias. Nos encontramos con muchas historias personales de familias que dependen de este comercio, como la de Teresa, una madre soltera con dos hijos que ha podido mantenerse a sí misma, criar a sus hijos y construir un exitoso negocio de venta de ropa de segunda mano en Guatemala durante más de 27 años.

    Otro aspecto importante del comercio de ropa de segunda mano en Guatemala es su relevante papel respecto a la igualdad de género. Más del 60 % de las empresas encuestadas en nuestra investigación eran propiedad de mujeres, una cifra que duplica la media nacional. Estas mujeres empresarias se benefician de un sector con barreras de entrada relativamente bajas, lo que les permite establecer ingresos sostenibles y vías hacia la independencia financiera. A medida que Guatemala sigue enfrentándose a retos económicos estructurales, es imperativo reconocer y apoyar esta poderosa vía para el empoderamiento de las mujeres.

    Resulta importante destacar que este comercio también ofrece opciones de ropa asequibles a millones de guatemaltecos, con prendas a precios hasta cuatro veces más baratos que las importaciones de ropa nueva. Términos como «ropa de paca» o «ropa americana» forman parte del vocabulario de Guatemala y son una tradición cultural profundamente arraigada que refleja el pragmatismo económico y las preferencias de los consumidores. La prevalencia de la ropa de segunda mano en Guatemala no se debe únicamente a la necesidad, sino que refleja la elección de los consumidores, el ingenio económico y la adaptabilidad de los mercados locales.

    Guatemala destaca dentro de Centroamérica ya que importa casi el doble de volumen de textiles de segunda mano que su vecina Honduras y cuatro veces más que El Salvador (Informe G&S 2023). Esta prominencia posiciona a Guatemala no como un vertedero, sino como líder regional en prácticas sostenibles de reutilización de textiles y economía circular. El reconocimiento de este papel de liderazgo debería dar forma a políticas nacionales e influir en las perspectivas internacionales.

    No todo es fácil, y siguen existiendo retos. Con un 71,1 % de la población activa de Guatemala empleada de manera informal, el sector de la ropa de segunda mano suele operar al margen de las estructuras económicas formales. La formalización podría mejorar aún más la estabilidad del sector y su contribución a la prosperidad nacional. Tras analizar la posibilidad de formalización durante nuestro estudio, creemos que el sector de la ropa de segunda mano puede ser un potente motor del empleo formal y de inclusión económica. Las prácticas de contratación inclusivas y la formación estructurada pueden aportar beneficios económicos sin aumentar las barreras, y es esencial que el gobierno y las empresas reproduzcan y apoyen estos modelos.

    Al mismo tiempo, las ambiciones de Guatemala en materia de economía circular también requieren mejoras estructurales. La infraestructura básica de gestión de residuos debe seguir evolucionando para adaptarse al ritmo de la transformación económica. La inversión en sistemas fundamentales amplificará los beneficios de la economía circular y garantizará la sostenibilidad medioambiental.

    También tenemos muy claro que Guatemala no puede superar los retos a los que se enfrenta por sí sola. Para lograr una circularidad verdaderamente eficaz, el país necesita una mayor cooperación por parte de países exportadores como Estados Unidos. Por eso, como exportador líder, instamos a Estados Unidos a integrar la economía global de la reutilización en las estrategias de gestión de residuos y economía circular. Aquellos estadounidenses que formulan políticas publicas deben reconocer la importancia de los sistemas de reutilización y las realidades socioeconómicas que los rodean, inclusive en la elaboración de políticas como la Responsabilidad Extensiva del Productor (REP), que facilitan, en lugar de obstaculizar, el comercio mundial de reutilización.

    El sector de la ropa de segunda mano de Guatemala es un ejemplo paradigmático de cómo los países que históricamente han sido considerados receptores de textiles desechados pueden, por el contrario, emerger como líderes clave en materia de sostenibilidad, inclusión económica e innovación. Al invalidar conceptos erróneos en torno al «dumping» y promover narrativas precisas sobre el empoderamiento económico y los beneficios medioambientales, Guatemala puede reforzar su posición en los debates mundiales sobre las economías circulares.

    Ha llegado el momento de superar los estereotipos obsoletos. El sector de la ropa de segunda mano en Guatemala no es una historia de desperdicio sino de oportunidad, resiliencia y potencial. Apoyar este sector vital significa invertir en las personas, las comunidades y un futuro sostenible. No solo para Guatemala sino como modelo para Centroamérica y la economía mundial en general.

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