El sector de la ropa de segunda mano de Guatemala desempeña un papel fundamental en el apoyo al acceso a ropa asequible, la generación de ingresos y la reutilización de materiales en un país donde el 71% del empleo es informal y más de la mitad de la población vive en la pobreza.
En 2023, Guatemala importó 131,25 millones de kilogramos de ropa de segunda mano bajo el código 6309 del Sistema Armonizado (SA), de los cuales el 98,6% procedía de Estados Unidos, lo que convierte a Guatemala en uno de los mayores importadores de ropa de segunda mano de Centroamérica.
Un estudio de G&S entregó un análisis exhaustivo de la cadena de ropa de segunda mano, las dinámicas de venta al por menor y de residuos, y su impacto socioeconómico en Guatemala, así como recomendaciones específicas sobre cómo Estados Unidos, como principal país de origen, puede desempeñar un papel más activo en el apoyo a la circularidad textil global. Un estudio que puede servir de referencia al mercado chileno.
El comercio de ropa de segunda mano en Guatemala se compone de grandes empresas minoristas como Megapaca, así como de una economía informal en expansión de micro minoristas y vendedores, todos ellos desempeñando un papel en un mercado vibrante y estratificado. Existe una clara preferencia por la importación de ropa cruda sin clasificar, lo que permite añadir valor local mediante la clasificación, la fijación de precios y la redistribución a través de canales formales e informales. Una vez importada, la ropa es clasificada por los propios importadores o por grandes minoristas como Megapaca, que emplea un proceso en dos fases de preclasificación para clasificar los artículos en tipos como «ropa buena», «bolsos y accesorios» y «calzado», al tiempo que identifica los residuos y realiza una clasificación fina. El sector informal, compuesto por más de un 75 por ciento de minoristas y un 25 por ciento de vendedores, es fundamental para la distribución de última milla, con el apoyo de estrategias de precios flexibles y un modelo de venta al por menor por niveles.
Los estudios de mercado realizados en cuatro grandes mercados informales -La Guarda, San Martín, La Maya y El Terminal- estimaron que entre 1,59 y 2,36 millones de kilogramos de ropa de segunda mano pasan anualmente por estos mercados. Los minoristas y vendedores suelen comprar ropa cruda y saldos (excedentes de venta al por menor) debido a su asequibilidad y a su flexible potencial de reventa. Los precios oscilan entre 50 GTQ (6,48 dólares) para los artículos de alta calidad y 1 GTQ (0,13 dólares) para los de calidad inferior, lo que ilustra la fuerte segmentación del mercado. El desperdicio textil en las CSC importadas oscila entre el 9,2 por ciento y el 11,8 por ciento, con un 12,2 por ciento en la ropa cruda y un 5 por ciento en los clasificados.
Las operaciones de Megapaca demuestran el potencial del comercio minorista formalizado de CSC. Con más de 4.100 empleados en Guatemala y una unidad integrada de downcycling (NovaFiber), Megapaca desvía más de 45,7 millones de kilogramos de residuos textiles del vertedero a través de la reutilización y el reciclaje. En 2024, el 91,6 por ciento de las importaciones de SHC (ropa de segunda mano) de Megapaca se reutilizaron; sólo el 3,27 por ciento del volumen total se convirtió en residuos no reciclables. NovaFiber procesa tanto residuos postconsumo como postindustriales para convertirlos en productos domésticos de bajo coste, como relleno de colchones y camas para mascotas, creando circularidad local sin ayuda de donantes.
El análisis socioeconómico revela que el sector de las CSC es un motor clave de oportunidades económicas inclusivas. Entre los 382 comerciantes encuestados, el 60,7 por ciento eran mujeres, más del doble de la media nacional de mujeres propietarias de negocios (27 por ciento). De los identificados como propietarios de negocios, el 57,4 por ciento eran mujeres, lo que subraya la accesibilidad del sector para la iniciativa empresarial femenina. El comercio de SHC también favorece la movilidad económica tanto de hombres como de mujeres, con una brecha salarial de género del 17 por ciento, significativamente inferior a las medias nacionales y regionales. En particular, el 94,2 por ciento de los encuestados declararon que su participación en el comercio de autoayuda había tenido un impacto positivo en la economía de sus hogares.
El mercado guatemalteco de ropa de segunda mano desempeña un papel importante en la economía circular textil mundial y presenta una base sólida para una mayor innovación circular. Aunque el sistema nacional de gestión de residuos todavía está evolucionando -con unas tasas de recogida actuales del 55 por ciento y una eliminación que se produce principalmente en lugares no controlados-, existen grandes oportunidades de progreso. Aunque los residuos textiles aún no se contabilizan como una categoría diferenciada, los datos de campo indican que los residuos relacionados con la CSC representan solo una pequeña parte del flujo total de residuos. Resulta alentador que la mayoría de las partes interesadas hayan expresado su interés en participar en iniciativas coordinadas de recuperación de textiles, lo que pone de manifiesto un claro impulso y disposición para crear una infraestructura circular más estructurada e inclusiva.
A medida que avanzan los debates políticos internacionales sobre las exportaciones textiles, las normas de calidad y la responsabilidad ampliada del productor (RAP), resulta fundamental que las nuevas normativas tengan en cuenta las dependencias económicas y los sistemas de reutilización de los países receptores como Guatemala. Obligar a pre clasificar o filtrar las exportaciones de CSC puede socavar involuntariamente las cadenas de valor locales, restringir el acceso a ropa de bajo coste y reducir las oportunidades de empleo.
Para garantizar un sistema textil mundial justo y sostenible, este informe recomienda:
- Reforzar la concientización pública en torno a la donación de textiles en Estados Unidos: fomentar la donación de prendas de vestir y desincentivar su eliminación en la basura doméstica. Promover la jerarquía de la reutilización y educar a los donantes sobre el impacto medioambiental y social de las donaciones de prendas de vestir limpias. Destacar que los artículos mojados, enmohecidos o sucios corren el riesgo de contaminar ropa que de otro modo sería utilizable en los mercados receptores.
- Armonizar las normativas locales de recolección de textiles en Estados Unidos: racionalizar las normas de zonificación y colocación de contenedores para permitir una infraestructura de recolección coherente y eficiente en todo el país.
- Priorizar la inversión según la jerarquía de residuos: de acuerdo con la jerarquía de residuos -que sitúa la reutilización por encima del reciclaje y la eliminación-, la RER y la financiación pública deben dar prioridad a las infraestructuras que apoyen la reutilización. Esto incluye la inversión en sistemas de recogida, operaciones locales de clasificación y modelos de reventa al por menor, junto con campañas de concientización pública que promuevan la donación y recuperación de prendas. El reciclaje de fibra a fibra sólo debe apoyarse cuando la reutilización ya no sea viable.
- Reconocer el valor de la clasificación local en los países importadores: Aunque la inversión en instalaciones nacionales de reutilización y clasificación cualificada es beneficiosa, resulta esencial evitar aplicar estas normas a los flujos de exportación de forma que se limite la creación de valor en los mercados receptores. En países como Guatemala, las importaciones de ropa de segunda mano sin clasificar apoyan los medios de vida locales a través de la clasificación, la fijación de precios y la redistribución. Exigir la clasificación previa a la exportación podría desplazar estas funciones y centralizar los beneficios económicos en las fases iniciales.
- Evitar imponer la clasificación previa o la clasificación fina para la exportación: aunque la inversión en instalaciones nacionales de reutilización y la clasificación calificada son beneficiosas resulta esencial evitar aplicar estas normas a los volúmenes de exportación que limiten la creación de valor en los mercados receptores. En países como Guatemala, las importaciones de CSC sin clasificar apoyan los medios de vida locales a través de la clasificación, la fijación de precios y la redistribución. Exigir la clasificación previa a la exportación podría desplazar estas funciones y centralizar los beneficios económicos en las fases iniciales. Evitar las barreras comerciales que desplazan la captura de valor hacia arriba y reducen la flexibilidad local en la reutilización y la reventa.
- Garantizar que la inversión en la responsabilidad extendida del productor (REP) refleje la dinámica de la cadena de valor mundial: los marcos de la REP deben tener en cuenta la naturaleza transfronteriza de los mercados relativos a calidad, precio, estilo (CPE) y garantizar que la inversión se distribuye entre los países exportadores, de tránsito y receptores. La concentración excesiva de la captura de valor y el desarrollo de infraestructuras en los países de renta alta puede reforzar las disparidades mundiales. Apoyar la capacidad de clasificación y reutilización en toda la cadena puede reforzar la circularidad y, al mismo tiempo, promover resultados equitativos.
- Garantizar una responsabilidad proporcional en toda la cadena de valor de la ropa de segunda mano: los sistemas de REP deben asignar responsabilidades en función del papel que desempeñan los agentes. Los recolectores y clasificadores de ropa de segunda mano -ya sea en países de renta alta o baja- actúan principalmente como intermediarios y no deben clasificarse como «productores». Una clasificación errónea podría imponer cargas de cumplimiento desproporcionadas e impactar negativamente en los actores a pequeña escala de los países receptores, donde los costes regulatorios pueden suprimir las empresas locales y aumentar el coste de ropa de segunda mano para los consumidores de bajos ingresos.
- Reconocer a la industria de ropa de segunda mano como una plataforma para el empoderamiento económico de las mujeres: apoyar políticas públicas y programas de formación que tengan en cuenta las cuestiones de género para potenciar el espíritu empresarial y la generación de ingresos de las mujeres con escasa formación.
- Facilitar la formalización mediante vías de empleo inclusivas: promover modelos de contratación que sólo requieran educación primaria y ofrezcan formación estructurada, prestaciones y estabilidad, como la mano de obra descentralizada de Megapaca.
- Apoyar la capacidad nacional de clasificación y reciclaje en Guatemala: Invertir en infraestructuras que integren la clasificación y el reciclaje para mejorar la recuperación de materiales, crear empleo y reducir la presión de los vertederos.
- Reforzar la infraestructura general de residuos antes de centrarse en los flujos textiles especializados: dar prioridad a las mejoras en la recogida básica de residuos, la zonificación y la eliminación controlada como base para sistemas circulares más avanzados.
Este estudio ofrece una base de datos para informar a las partes interesadas nacionales e internacionales sobre el valor del comercio de ropa de segunda mano en Guatemala y la necesidad de políticas públicas que apoyen tanto los objetivos ambientales como el desarrollo económico inclusivo.
Lee acá el estudio DIGITAL Cycle Report 29-7-25