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    𝐋𝐚 h𝐞𝐫𝐢𝐝𝐚 c𝐨𝐥𝐞𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐂𝐡𝐢𝐥𝐞 i𝐧𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐞𝐧 a𝐧𝐞𝐬𝐭𝐞𝐬𝐢𝐚𝐫

    Chile lidera América Latina en consumo de alcohol (9,6 litros per cápita anuales) mientras exhibe una crisis de salud mental infantil sin precedentes: el 75% de los ciudadanos reporta mayor reactividad emocional en menores, el 60% detecta actitudes desafiantes, y el 37% evidencia agresividad física.

    Esta paradoja no es casual: es la manifestación de una «tríada traumática» (no ser deseado, no ser querido, no ser protegido) que ha fracturado nuestra identidad nacional. Cuando el Estado prioriza detectores de metales en escuelas sobre políticas de reparación afectiva, perpetúa la lógica del trauma que denuncia Hannah Arendt: actos dañinos ejecutados por mentes secuestradas en patrones de supervivencia no procesados.

    𝐈. 𝐀𝐥𝐜𝐨𝐡𝐨𝐥 𝐲 𝐕𝐢𝐨𝐥𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚: 𝐒𝐢́𝐧𝐭𝐨𝐦𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐮𝐧 c𝐮𝐢𝐝𝐚𝐝𝐨 n𝐞𝐠𝐚𝐝𝐨

    a) La Economía del Abandono

    – Consumismo vs. Comunidad: El modelo social chileno ha sustituido el «ser» por el «tener», instalando la premisa: «no quiero traer niños a este mundo frío» mientras niega licencias parentales dignas y protección al vínculo madre-bebé. El resultado: menos del 20% de los recién nacidos recibe 30 minutos de contacto piel con piel, violando los estándares de la OMS y generando cortisol tóxico que destruye las sinapsis neuronales clave.

    – Crianza en Soledad: Madres obligadas a delegar cuidado infantil en terceros, niños criados por pantallas, y jóvenes que «se quedan de soledad» en un sistema donde «da igual casarse o no». La industria del consumo explota este vacío, vendiendo placer efímero como sustituto del amor genuino.

    b) Neurobiología de la Desconexión

    El trauma relacional temprano secuestra la memoria procesal (ganglios basales y cerebelo), gobernando respuestas automáticas de lucha/huida. Según Peter Levine, esto crea una «indigestión cerebral» que bloquea el córtex prefrontal. En Chile, esto se traduce en:

    – 66% de estudiantes escolares con consumo de riesgoso de alcohol concentrado en 1,6 días semanales.

    – Suicidio como primera causa de muerte en jóvenes de 20-25 años, expresión extrema de la pregunta traumática: «¿Tengo permiso para existir?».

    𝐈𝐈. 𝐋𝐚 𝐑𝐚𝐢́𝐳 𝐝𝐞𝐥 𝐌𝐚𝐥: 𝐂𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐥 t𝐫𝐚𝐮𝐦𝐚 c𝐨𝐥𝐞𝐜𝐭𝐢𝐯𝐨 a𝐧𝐮𝐥𝐚 𝐞𝐥 p𝐞𝐧𝐬𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨

    a) La banalización del dolor

    El modelo de Franz Ruppert explica cómo el trauma fragmenta la psique en tres partes:

    1. Yo traumatizado: Memoria emocional congelada (ej: separación madre-bebé al nacer).

    2. Yo superviviente: Estrategias como alcoholismo o hiperexigencia («demostrar que merezco existir»).

    3. Yo sano: Capacidad de regulación ahogada por el ruido traumático.

    Este mecanismo neurobiológico sustenta la «banalidad del mal» arendtiana: actos violentos ejecutados sin crueldad consciente, sino desde patrones automáticos de supervivencia.

    b) Transmisión Intergeneracional del Caos
    | Indicador | Datos Chile | Vínculo con Trauma

    | Repetición de negligencia | 67% en adultos con apego inseguro | Transmisión epigenética [Artículo 3] |

    | Lactancia fallida | 50% de reducción por separación postparto | Estrés tóxico neonatal |

    | Suicidio juvenil en Aisén | 100% superior al promedio nacional | Aislamiento + pobreza |

    𝐈𝐈𝐈. 𝐏𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐏𝐮́𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 (𝐑𝐞)𝐂𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐲𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐓𝐞𝐣𝐢𝐝𝐨 𝐇𝐮𝐦𝐚𝐧𝐨

    a) Revolucionar el Cuidado: De lo Individual a lo Colectivo

    – Licencias Parentales de 3 Años: Replicando el modelo nórdico que reduce el estrés infantil y problemas conductuales [Artículo 3]. «La solución requiere más que repartir píldoras del día después o instalar detectores de metales».

    – Aldeas Urbanas: Recuperar el modelo Yequana de crianza comunitaria (abuelos, vecinos). Proyectos piloto en Barcelona redujeron un 47% el estrés materno.

    – Protocolos de Parto Respetado: Hospitales con parto humanizado reportan 52% menos depresión posparto.

    b) Educación para la Mentalización

    > «El camino es más hermoso y humano que los detectores de metales: exige crear espacios donde los jóvenes se sientan vistos».

    – Implementar la Guía de Cuidado Receptivo de la OMS en escuelas, con ejercicios para nombrar emociones.

    – Priorizar arte y filosofía sobre rentabilidad: ❝𝑳𝒂 𝒗𝒐𝒄𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆𝒃𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒕𝒓𝒖𝒊𝒓𝒔𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒕𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒐𝒔, 𝒏𝒐 𝒅𝒆𝒔𝒅𝒆 𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒖𝒎𝒐❞.

    𝐈𝐕. 𝐂𝐨𝐧𝐜𝐥𝐮𝐬𝐢𝐨́𝐧: 𝐋𝐚 𝐀𝐥𝐞𝐠𝐫𝐢́𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐨 a𝐜𝐭𝐨 p𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐨 f𝐫𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐚𝐥 t𝐫𝐚𝐮𝐦𝐚

    Chile se enfrenta a una elección ética: continuar anestesiando el dolor con alcohol y consumismo, o abrazar una revolución del cuidado que restituya el vínculo humano. Como señala Leonardo Boff: ❝𝘾𝙪𝙞𝙙𝙖𝙧 𝙮 𝙨𝙚𝙧 𝙘𝙪𝙞𝙙𝙖𝙙𝙤 𝙨𝙤𝙣 𝙚𝙭𝙞𝙨𝙩𝙚𝙣𝙘𝙞𝙖𝙡𝙚𝙨 𝙞𝙣𝙙𝙞𝙨𝙤𝙘𝙞𝙖𝙗𝙡𝙚𝙨 𝙙𝙚 𝙡𝙖 𝙫𝙞𝙙𝙖 𝙝𝙪𝙢𝙖𝙣𝙖❞. Este no es un llamado romántico, sino una urgencia neurobiológica:

    ❝𝙀𝙡 𝙖𝙡𝙘𝙤𝙝𝙤𝙡𝙞𝙨𝙢𝙤 𝙢𝙖𝙥𝙪𝙘𝙝𝙚 𝙣𝙤 𝙚𝙨 𝙪𝙣 𝙫𝙞𝙘𝙞𝙤, 𝙨𝙞𝙣𝙤 𝙪𝙣𝙖 𝙚𝙭𝙥𝙧𝙚𝙨𝙞𝙤́𝙣 𝙙𝙚𝙡 𝙡𝙡𝙖𝙯𝙠𝙞𝙣 (𝙙𝙤𝙡𝙤𝙧) 𝙘𝙤𝙡𝙤𝙣𝙞𝙖𝙡❞ .

    Las autoridades deben entender:

    1. Invertir en cuidado temprano genera retornos de 7 a 10 dólares por cada dólar (Heckman).

    2. La reparación del trauma exige interculturalidad: Incorporar el mapuche kvmvn (sabiduría ancestral) en políticas de salud.

    3. Desmercantilizar la crianza: Como propone Silvia Federici, el cuidado es «trabajo esencial para la sostenibilidad social» .

    La herida chilena puede sanar, solo si las políticas públicas dejan de ser vendajes para el síntoma y se convierten en puentes hacia el útero social que nunca nos contuvo.

    Humberto del Pozo López es Magíster en Psicología (UNAM) y Magíster en Economía (UCL)

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