Por Humberto Del Pozo*
Cuando Israel bombardea Gaza o ataca instalaciones civiles en Irán, Europa no solo mira a otro lado: bendice la barbarie con silencio cómplice. Bruselas repite como mantra el » derecho a defenderse » ante un ataque iraní que jamás ocurrió, consagrando el unilateralismo brutal que Bush inició en Irak y que Netanyahu perfeccionó con el aval europeo. La ONU advierte sobre crímenes de guerra, pero Europa calla. Esto refleja una » pedagogía de la crueldad » (Rita Segato) donde la vida palestina o iraní se convierte en objeto desechable en el laboratorio geopolítico de Occidente.
VON DER LEYEN: LA VOCERA DEL GENOCIDIO KOSHER
Ursula von der Leyen encarna el análisis ético de Europa. Su apoyo incondicional a Israel —saltándose protocolos y consensos— la revela como operadora de la OTAN y el complejo militar-industrial. Tras el ataque a Irán, omitió «proporcionalidad» e «investigación«, validando la lógica de la «autodefensa preventiva«. Este discurso refleja la «disociación política» (Philip Bromberg): Europa proyecta su sombra imperialista mientras se disfraza de garantía de derechos humanos. Von der Leyen no habla por los europeos: habla por los tanques Merkava financiados con euros.
LA DOBLE MORAL: TERRORISMO CON CORBATA INSTITUCIONAL
En 2022, Europa condenó a Rusia con sanciones históricas. Hoy, ante misiles israelíes sobre hospitales iraníes, solo pide «moderación«. Esta hipocresía rompe el termómetro del derecho internacional, exponiendo que las reglas dependen del bando: si es enemigo, es crimen; si es aliado, es «estrategia«. Israel es el «laboratorio avanzado del neoliberalismo» donde se prueba la cosificación de la vida (57 niños gazatíes muertos por hambre artificial) y la banalización del mal (selfies de soldados entre ruinas). Europa no solo lo permite: lo exporta como modelo de control social.
NETANYAHU Y LOS CANALLAS: EL FASCISMO LIQUIDADO EN STREAMING
La raíz del problema: líderes como Netanyahu son «canallas» que capitalizan traumas colectivos. Explotan el «trauma no resuelto» (Gabor Maté) de sociedades como la israelí —heredera del Holocausto pero convertida en verdugo— para instalar una «masculinidad genocida» (Segato). Su manual: transformar el miedo en odio, convertir la víctima en victimario. Europa aplaude este circo porque, como advierte Nietzsche, prefiere «la certeza del genocidio a la incertidumbre de la paz«. Mientras, la sociedad israelí se divide entre genocidas declarados (Ben Gvir) y cómplices pasivos que racionalizan la barbarie como «seguridad«.
GAZA: EL AULA MAGNA DE LA CRUELDAD NEOLIBERAL
Lo que ocurre en Gaza no es una guerra: es un experimento de deshumanización sistémica. Israel aplica metódicamente la «pedagogía de la crueldad«:
– Terrorismo económico: Un kilo de harina a 371€, convierte el hambre en arma.
– Destrucción ecológica: 15.697 hectáreas agrícolas arrasadas para hacer Gaza «habitable».
– Nakba perpetua: Replicar la expulsión de 1948 mediante hambre y bombardeos.
Europa financia este horror mientras empresas israelíes y occidentales ya cotizan en bolsa los futuros resorts en costas gazatíes.
EL ACTA DE DEFUNCIÓN ÉTICA: CUANDO EUROPA FIRMÓ SU RENDICIÓN
La UE condena ahora la ocupación de Gaza, pero es tarde. Al evaluar los crímenes de Netanyahu, Europa renunció a ser un faro moral para convertirse en plataforma logística del imperialismo. Esto refleja una «aleostasis social fallida«: la incapacidad colectiva de responder al estrés moral, normalizando la atrocidad. El silencio de Bruselas ante Irán sienta un precedente catastrófico: cualquier país podrá invocar la «autodefensa preventiva«. ¿Con qué autoridad exigirá Europa respeto al derecho internacional?
EPÍLOGO: RESISTIR LA PEDAGOGÍA DEL HORROR
Frente a esta máquina de muerte: contra-pedagogías:
- Nombrar el genocidio (no «conflicto»).
- Romper pactos patriarcales que sostienen la crueldad.
- Sanar traumas colectivos sin proyectarlos en chivos expiatorios.
Como grita Galeano: «Los palestinos pagan deudas europeas«. La elección es clara: ser cómplices del «Dios de los muertos» (Hellinger) o unirse a movimientos como Standing Together, donde judíos y palestinos construyen la paz desde las ruinas. Europa ya eligió: se miró al espejo de Netanyahu y vio su rostro descompuesto. La pregunta es cuánto tardará en romper ese reflejo.
*Humberto Del Pozo López, Magíster en Psicología (UNAM) y Magíster en Economía (UCL)