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    InicioOpiniónUna justicia para Cristina. Una venganza contra la democracia

    Una justicia para Cristina. Una venganza contra la democracia

    Por Gregorio Dalbon, abogado*

    En la Argentina de hoy, hay dos sistemas judiciales: Uno que respeta la Constitución, los tratados internacionales, las garantías del debido proceso y los principios elementales del derecho penal moderno. Y otro, diseñado exclusivamente para perseguir a Cristina Fernández de Kirchner.

    Ese sistema paralelo —irracional, arbitrario y humillante— no aplica el derecho. Aplica castigos. No juzga conductas. Castiga identidades. No busca justicia. Busca someter.

    ¿Cómo se explica que a la expresidenta de la Nación se le impongan condiciones que ni siquiera sufren los genocidas? ¿Cómo se justifica que se le exija entregar una lista previa de visitantes, negándole el derecho a recibir amigos, dirigentes y compañeros de militancia, como si no tuviera derecho a la vida? ¿Con qué norma se sostiene que una persona condenada a prisión domiciliaria no pueda tener contacto con el mundo exterior, sin autorización judicial, como si estuviera secuestrada?

    Nada de esto lo prevé la ley. Nada de esto lo avala la Constitución. Nada de esto ocurre en un Estado de Derecho.

    Lo que están haciendo con Cristina Fernández de Kirchner no es aplicar justicia: es ejecutarla políticamente. No son jueces: son verdugos del poder real. No buscan castigar un delito: buscan aniquilar a una lideresa popular que no pudieron derrotar en las urnas.

    Esto no es una condena. Es una proscripción. Es una pena extra. Es una forma perversa de anular simbólicamente a quien representa a millones de argentinos y argentinas.

    Ni la Corte Suprema, ni la Corte Interamericana, ni las Reglas Mandela, ni el derecho internacional aceptan este tipo de condiciones indignas. Solo el odio. Solo el revanchismo. Solo la cobardía.

    Pero que lo tengan claro: no hay poder que dure para siempre. Tarde o temprano, la historia pondrá en su lugar a los responsables de este atropello. Y ese día, deberán rendir cuentas. No solo ante la ley. Ante el pueblo y ante la verdad. Porque la justicia humillada no es justicia. Y la democracia humillada no olvida.

    *Gregorio Dalbon es abogado argentino, defensor de Cistina Fernández.

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