Las encuestas y los opinólogos de la política parecen tener su veredicto sobre quién será presidente o presidenta a contar del 11 de marzo del 2026.
Habría que recordar que hace 4 años, el actual Presidente de la República, Gabriel Boric, acababa de recolectar las firmas para inscribirse en Primarias y la lucha, hasta pocas semanas antes de la elección era entre Daniel Jadue y Joaquín Lavín, quien terminó sucumbiendo ante Sichel, Briones y Desbordes.
Hoy, los sondeos vaticinan que gobernará alguien de derecha o de extrema derecha: Evelyn Matthei, José Antonio Kast o Johannes Kaiser.
Mientras, la centro izquierda y la izquierda en el actual gobierno se prepara para una elección primaria a cuatro bandas: Carolina Tohá, Jeannette Jara, Gonzalo Winter y Jaime Mulet. Las dos primeras ex ministras del Presidente Boric y los varones actuales disputados.
Chile, desde el 2020 ha votado por la oposición al gobierno que está en ejercicio, cuyos gobernantes no han traspasado su logros a su sector. Se instaló como mantra de campaña, como fetiche, el cambio.
¿Y qué es lo que se quiere cambiar? Un país como Chile tiene su poder político distribuido entre el Ejecutivo y el Legislativo. La gente, los 15 millones de electores tienen que tener claridad sobre quiénes serán sus representantes en esos poderes del Estado. Sin duda que el Presidente o la Presidenta son los que llevan el peso del país, pero las y los parlamentarios en esta pasada, como en las otras 8 elecciones que hemos tenido desde el año 1990, no asumen lo que representan y sus currículos dejan más que desear.
Por ejemplo, una doctora que fue condenada por dar licencias médicas falsas y expulsada por el Colegio de la Orden, fue presentada por Renovación Nacional y electa. Un diputado que evadió la justicia en Argentina, donde se refugió mientras era perseguido por estafa. Otro que no terminó ninguna carrera y que, antes de ser electo, sostuvo que a los violadores de mujeres feas les daría una medalla. Otros que van a firmar al hemiciclo y se marchan. Qué decir de los kilómetros de recorrido ficticio con que varias y varios cargan la bencina de sus autos.
Hoy tenemos encarcelados y formailizados a diputados y diputadas por violación y por fraude al fisco. Es acá donde aparece el principal problema para los electores: saber qué han hecho en su vida para postular al Congreso y, para los que repostulan, cómo han votado las leyes que benefician a la gente.
La elección presidencial es una, seguramente la más significativa cada cuatro años, pero la del Congreso, con la renovación total de la Cámara y la mitad del Senado, es la piedra angular del sistema.
Chile requiere un cambio de su legislación electoral: La incidencia de los extranjeros no nacionalizados es una distorsión que debemos corregir. El sistema político debería tener relación entre el presidente (a) y la lista de parlamentarios (as), porque de lo contrario se hace muy difícil avanzar y colaborar en un país que cada cuatro años se juega su suerte.
