Parar al matón del norte

Miguel Ángel San Martín, desde Madrid

 

Un matón anda suelto por el mundo, creyéndose que se puede apoderar de cualquier país o región mediante la fuerza o comprar minerales, industrias o empresas con su dinero verde, quién sabe de dónde viene o cómo lo ha conseguido. Y por si le faltara, ha comprometido como cómplices a otros ricachones ambiciosos que quieren tener más, al costo que sea.

No soy de aquellos que faltan el respeto a personas que piensen distinto, pero es que al nuevo Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump hay que ponerle un sobrenombre o un mote que realmente le represente. Por eso le llamo “Matón”, porque con su verborrea -que es como una letanía-, dice cosas graves, mayúsculas, increíbles, revestidas de amenazas nacidas de la ignorancia permanente o de la mentira descarada.

Por ejemplo, nos quiere imponer un nuevo orden mundial, sin contar con el mundo, pero estableciendo una alianza con quien consideraba, hasta hace muy poco, como el principal enemigo del capitalismo que representa su país.

El principal aliado que ha tenido Estados Unidos es Europa. Lo ha sido basado en un mutuo respeto por sus especificidades, pero fundamentalmente en la seguridad. Europa ha puesto sobre la mesa y, desde muy antiguo, la democracia como aval de sus compromisos. Democracia que surge de la cultura que se ha venido desarrollando desde tiempos muy pretéritos, la que potencia el crecimiento de la Humanidad, con conocimiento, con tolerancia y solidaridad. Estados Unidos ha desarrollado la otra cultura, la del dinero, la del poder armado, la de la seguridad material.

Hoy, Donald Trump demuestra su matonaje desconociendo los aportes europeos, minimizándolos. Y llega a adoptar posiciones de un intervencionismo intolerable en la vida interna de los Estados. Sus mandados ricachones intervienen en procesos electorales internos de algunos países, desconociendo el sentido de la verdadera Democracia. Saca con mano ajena, brutal e indiscriminada, a un pueblo como el Palestino y pretende construir un resort en la Gaza destruida, levantando edificios donde yacen miles de cuerpos de gente inocente.

También interviene, sorpresivamente, en la invasión rusa en Ucrania, dando vuelta su posición como si fuera un calcetín. Y lo justifica ofendiendo y culpando a Joe Biden, su predecesor, de la criminal guerra. Pero va más allá, porque lanza mentiras tan evidentes y groseras como que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski,  es el culpable de la invasión de su propio país. Y lo tilda ahora de “dictador”, aunque fue elegido democráticamente, porque no ha realizado elecciones. ¿Quién puede realizar elecciones cuando su país está siendo invadido por una fuerza superior y se defiende como puede?

Trump quiere hacerse con el Canal de Panamá, con la Isla de Groenlandia, incluso quiere anexarse Canadá como un estado miembro de la unión. Y quiere apoderarse de los elementos fundamentales para desarrollar la inteligencia artificial y la industria armamentística.  Quiere minimizar a Europa y mantener a América Latina como su patio trasero.

Todo esto nos empuja a considerar que llegó la hora de la organización, de la unidad en la acción. Comenzar por la diversificación de los mercados para que se resienta su bolsillo, para desarmar al matón y para fortalecer la paz,

La Unión Europea está preparando las mejores condiciones para que Ucrania se siente a negociar el fin de la guerra. Existe una propuesta a las capitales europeas para impulsar un paquete de ayuda militar urgente, con un costo que ronda los 6 mil millones de euros, financiado por los estados que componen la Unión. Dicha propuesta va a ser estudiada en la reunión de ministros de relaciones exteriores que se celebra el lunes en Bruselas.

En esa misma reunión, los ministros europeos ratificarán el decimosexto paquete de sanciones económicas a Rusia, comenzando por las que están dirigidas a la llamada “flota en la sombra de Rusia”, que son los barcos que utiliza Moscú para esquivar las sanciones al transporte de gas y petróleo.

En paralelo, el presidente francés, Emmanuel Macron, y el primer ministro británico, Keir Starmer, van a viajar a Washington la próxima semana para entrevistarse -por separado- con Donald Trump.

Todas estas acciones son urgentes y tienen como centro fundamental el conseguir la paz en Ucrania, en términos definitivos, amplios y justos. Y así  frenar con argumentos y sentido común al matón del norte en su ofensiva brutal que está poniendo en peligro la estabilidad del orden mundial.