Septiembre

Por Miguel Ángel San Martín, desde Madrid

 

Hace tres años escribí el artículo que a continuación les presento. Hace tres años y mantiene plena vigencia. Es el siguiente:

Septiembre es un mes raro para mí. Es un mes de dolor y de alegría. De recuerdos y añoranzas, pero también de canciones y bailes por doquier.

Siento el corazón apretado cuando recuerdo que en un septiembre que quiero borrar, pero sin olvido, vivimos una barbarie que horrorizó al mundo, con muertes, torturas, desapariciones, abusos sin medida. Errores propios, sin duda. Intervención violenta proclamada y animada con mano ajena, tampoco hay dudas. Horror, sangre de chilenos en suelo chileno. División profunda de la sociedad, promovida por intereses mezquinos, triunfo de la sinrazón, derrota de la inteligencia. Y eso duele…duele mucho.

También septiembre es un mes de celebración, de alegría, de gritos de libertad. Es el canto a un proceso triunfal conseguido por la mancomunión perfecta entre nuestros orígenes ancestrales y los representantes de la fusión con culturas amplias, transversales. Es el nacimiento del nuevo Chile que emerge de las luchas de resistencia en contra de las conquistas por la fuerza. Victoria, entonces, de la sociedad nueva que aspira a decidir su propio destino.

Y lo celebramos desde entonces con bailes, comidas bien regadas y pañuelos volando como palomas buscando nidos de paz y prosperidad.

Pienso en el septiembre que me hunde en la confusión. ¿Será posible algún día llegar a unir los dos Chiles? ¿Podrá el del baile y del canto a la libertad borrar las lágrimas del septiembre de la añoranza, del recuerdo y del dolor?

En el fondo de mi corazón deseo que reconstruyamos nuestra Patria con el mismo sentido que lo hicieron los de la fusión antigua. Debemos buscar con honestidad y tolerancia el punto perfecto del encuentro. Impedir la división profunda que sólo trae destrucción y dolor. Necesitamos encontrarnos, abrir nuestras mentes y nuestros corazones al diálogo franco y sincero para encontrar las puertas del entendimiento. Es imperativo retomar el camino inteligente de la democracia plena, de la igualdad, de la justicia, de la equidad sin dobleces.

Comprendo que es una tarea complicada, porque hay muchos intereses que nublan la vista de la esperanza común. Hay ojos que sólo saben mirar en una dirección, sin alcanzar a percibir el horizonte amplio y bello del bienestar general. Pero también existe la palabra en boca sincera, existen ideas y  voluntades que anhelan comprensión, mano tendida, solidaridad.

Necesitamos recuperar lo que habíamos construido con esfuerzos centenarios. Mirar al frente para acercar el horizonte a nuestros objetivos más puros. Necesitamos barrer las atrocidades del pasado, sin olvidar lo que pasó para no volver a cometer los mismos errores. Debemos extirpar las aberraciones emanadas de la corrupción y recuperar nuestros valores como sociedad joven y pujante.

Debemos construir el Chile que soñamos, con ideas unitarias, posibles, con liderazgos potentes y transparentes. Debemos mirarnos a los ojos y abrir la inteligencia para levantar la Patria a los altares que soñamos. No nos merecemos las añoranzas que acarrean lágrimas. Nos merecemos el pañuelo blanco que aletea en nuestras manos indicando el camino del progreso en paz y en armonía, con la fusión de identidades que vislumbraron nuestros antepasados.

Esto es lo que dijimos hace tres años. Y hoy lo repetimos con la misma convicción: ¡Necesitamos volver a construir el futuro que nos merecemos! Pero debemos hacerlo entre todos. Porque aquí, debemos caber todos.