Una ceremonia que se extendió por más de 4 horas y que recorrió los lugares más emblemáticos de Paris y la historia de Francia, abrió los XXXIII Juegos Olímpicos de la era moderna.
En un recorrido por los tres momentos que simbolizan al país galo: La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad, estuvo a la altura de lo que representa la cultura francesa. La primera, conseguida luego de la Toma de la Bastilla en 1779 y posterior decapitamiento de la reina María Antonieta, que se mostró en un cuadro sosteniendo su propia cabeza.
María Antonieta
Fue la norteamericana Lady Gaga la que abrió la presentación de artistas.
Con siguió el cuadro La Igualdad, donde un grupo de bailarines y cantantes negros, liderados por la francesa Aya Nakamura, dieron ritmo a una banda de circunspectos militares, terminando todos bailando un remake de Aznavour. Pero el sello final, tras encender el pebetero lo puso la canadiense Céline Dion, que interpretó El Himno del Amor, de Edith Piaf, instalada en el segundo nivel de la Torre Eiffel.
El Pebetero olímpico fue una de las sorpresas que tenía la organización, pues se especulaba que estaría en la Torre Eiffel o en el museo del Louvre. Sin embargo se encendió en los jardines de las Tullerías, cerca de la Plaza de la Concordia, desde donde fue elevado con un globo y permanecerá suspendido durante los 16 días que durarán las competencias de los juegos olímpicos.
En la ceremonia que se inició por la tarde y donde recorrieron el río Sena los representantes de 206 naciones que llegaron a Paris, acompañó la lluvia, pero con una agradable temperatura de 20 grados, la que hizo resguardarse a algunas delegaciones hacia el final del recorrido.
Éstas debían ubicarse frente a la Torre Eiffel y donde estaban las autoridades, las que soportaron la copiosa lluvia que a ratos cayó en el lugar.
El presidente Emanuel Macron dio por inaugurados los XXXIII Juegos Olímpicos de Paris, tras lo cual Zinedine Zidane apareció en la explanada y le entregó la antorcha a Rafael Nadal, el que se subió a una lancha donde lo acompañaron el «Hijo el Viento», el estadounidense Carl Louis, la gimnasta rumana Nadia Comaneci y la tenista estadounidense Serena Williams.
Esta navegación se hizo en una lancha a mayor velocidad, la que se detuvo junto al Louvre y desde ahí la antorcha fue traspasada a deportistas franceses hasta el pebetero. Mientras se alzaba, a lo lejos en la Torre Eiffel, Céline Dion cantaba magistralmente el Himno del Amor.